Periodismo que desnuda, por Gregorio Salazar
X: @goyosalazar
No calificaremos la última aparición del fiscal general como una de sus piruetas más trágicas y risibles en el desempeño de su cargo. Primero porque se puede ofender y bien sabemos en este país lo que es un poderoso ofendido. Y en segundo lugar -y sobre todo- porque lo más seguro es que no será la última.
Ya son veinticinco años en esto. Ver cómo la Constitución se desvanece ante nuestros ojos, barrida por un ventarrón de iniquidades que convirtió lo que debía ser un “Estado democrático y social de Derecho y de Justicia” en territorio anarquizado, propiedad de unos pocos que creen que no deben presentar cuentas y a quienes nada hay que reclamar. Todo lo contrario: hay que reelegirlos en el trono.
Pero para no desviarnos en la revisión de una ruta tan tortuosa y lacerante, labor que nos sobrepasa largamente, volvamos al fiscal y su última performance. El supuesto garante de todos los derechos ha vuelto ante las cámaras de la televisión para decirnos que varios periodistas que durante años investigaron, descubrieron, denunciaron, acumularon cerros de folios probatorios y sacaron a la luz los extravíos y la corrupción del poder son vulgares mercenarios, pagados por los mismos a quienes sus delitos desnudaron ante Venezuela y la comunidad internacional.
Ya antes se había puesto en la picota a Sebastiana Barráez, acusada injustamente de golpista, la comunicadora que durante décadas y en profundidad ha cubierto la fuente militar para informarle al país cómo fue envilecido, politizado, dividido, y corrompido el estamento militar, la media mitad de esa unión que dicen tiene una parte cívica.
Ahora les tocó a dos de los socios-directores del único medio venezolano dedicado exclusivamente a la investigación Armando.Info: Roberto Deniz y Ewald Scharfenberg, a quienes Sarmark López, en un video presentado por el fiscal, señala de haberles hecho cuantioso pagos para hacer campañas inconfesables. Y también a Maibor Petit, quien desde hace años viene hurgando los expedientes de tribunales norteamericanos donde figuran escandalosas tramas de corrupción en el Estado Venezolano y con lujo de detalles las de Alex Saab.
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El video de Samark López, pieza fundamental en las corruptelas de Tareck El Aissami, por supuesto que ha circulado ampliamente por los medios secuestrados del régimen, pero no habrá allí espacio para la defensa de quienes son absurdamente acusados de complicidad en más de una secuela de ilícitos que los mismos periodistas pusieron al descubierto y de las cuales el propio Ministerio Público se hizo de la vista gorda.
Ya los propios periodistas, quienes años atrás tuvieron que salir del país perseguidos por la “justicia” venezolana, calificaron la maniobra del fiscal como “torpe e improvisada”. Fueron ellos precisamente quienes pusieron de bulto “desde hace por lo menos siete años, los negocios turbios y conexiones de Samark López, con altos funcionarios de la autodenominada “revolución bolivariana”.
En el caso de Maibor Petit, comunicadora con varios años radicada en los Estados Unidos, su blog fue hackeado por un cómplice de El Aissami y se mantiene. Además ha padecido hostigamiento y amenazas de muerte. En esta oportunidad le ha replicado al fiscal que la persecución a la que la somete no es nueva y le recordó que viene desde los tiempos en que ella denunció hechos de corrupción en la gobernación de Anzoátegui, donde una constructora recibió a dedo contratos por más de 2 mil millones de dólares. De Samark López dijo que sus investigaciones dejaron claro que era un instrumento de las FARC.
Todo luce como una enorme e inescrupulosa operación propagandística destinada a confundir a la población, desconcertar al ciudadano, que nadie sepa en quien creer, dónde está el bien y dónde el mal, qué es verdad y que es mentira. Continuación del manto de descreimiento que desde hace 25 años se lanzó contra medios y periodistas. Una jugarreta desesperada de un régimen al que se le agota el tiempo para revertir la ventaja abrumadora que le llevan en las encuestas. El 28 de julio, Venezuela se definirá por un urgente cambio de rumbo. Unidad, organización milimétrica, y voto.