Periodista mexicana: Criminales se han infiltrado en la política y empresas venezolanas

Durante una entrevista para El Mundo, Cacho asegura que las mafias venezolanas «están generando una violencia que aún no hemos sido capaces de documentar»
La periodista mexicana Lydia Cacho, quien lleva 30 años ejerciendo la profesión, dice que ha aprendido a vivir «cuidándose muchísimo». La escritora y activista de los derechos humanos está amenazada de muerte en México por no callar ante la delincuencia organizada que hace de su país el más peligroso del mundo para ejercer el periodismo.
Durante una entrevista para El Mundo, Cacho asegura que las mafias venezolanas «están generando una violencia que aún no hemos sido capaces de documentar».
Pregunta: Como gran conocedora de las redes de trata de personas, ¿qué riesgos añadidos rodean al éxodo venezolano?
Venezuela tiene un problema enorme de corrupción, de impunidad, de ausencia de Estado de derecho; igual que México, que Colombia… La delincuencia organizada -que se ha fortalecido en todo el continente desde hace años- ha agravado estas lacras en el país. Tiene que ver con cómo se van insertando los criminales en la política local y en el empresariado, corrompiendo todo el tejido social. Yo he documentado cómo el cártel de Sinaloa o el de Jalisco Nueva Generación están presentes desde Argentina hasta México y, por supuesto, en EEUU. Las mafias rusas en Venezuela, los cárteles mexicanos y las propias mafias venezolanas -en las que está presente buena parte del Ejército de Maduro- están generando una violencia que aún no hemos sido capaces de documentar. Todas las fosas clandestinas que se están encontrando en México, Guatemala o El Salvador se van a empezar a hallar en todo el continente. Dentro de unos años también en Colombia y en Bolivia, y muchas de esas víctimas serán sobre todo venezolanos, gente joven o mujeres con bebés que no pudieron llegar a un destino seguro.
A juicio de la periodista Lydia Cacho, México quiere aleccionar a toda Centroamérica cuando no puede solucionar sus propios problemas. «La corrupción se está globalizando y darle dinero ahora a Venezuela o a otros dictadores es gravísimo», sostiene