Pesadilla Opositora, por Douglas Zabala

De pronto veo que Julio Borgues en sus correrías clandestinas es perseguido a tiro por los esbirros del Sebin y activistas de la Piedrita. En esa refriega Julio, como hombre marcado por los avatares de su lucha insurgente contra el régimen, entra en lance y devuelve tiro a tiro desde su carro todos los disparos de la jauría madurista. Despierto sobre saltado y me doy cuenta que no es Julio, sino Leonardo Ruiz Pineda, quien ha caído en combate en una mala hora en los tiempos de los matones de la Seguridad Nacional.
Desde Singapur el compañero Antonio Ledezma anuncia que regresará al país, una vez que la lucha final por la libertad se acerca y ha decidido acompañar a sus aguerridos militantes, quienes a diarios se enfrentan a la dictadura. Hoy la prensa reseña que en el día de ayer en la carretera que conduce hacia Valle de la Pascua se ha producido un enfrentamiento armado entre policías del régimen y Antonio Ledezma. El ahora clandestino dirigente de ABP se fajó con la policía que pretendía detenerlo y llevarlo a la tumba
En medio de la penumbra y todavía soñoliento leo un periódico de ayer y descubro que no era el ex dirigente adeco, sino el militante comunista Antonio Pinto Salina, quien había dejado el exilio y se encontraba rumbo al Tigre, donde se reuniría con los miembros de la Junta Patriótica de Oriente, y por delación de un activista de la resistencia, lo emboscó la Seguridad Nacional, provocándose en el cruce de disparos la caída del combatiente por la democracia.
Esta vez no anda realizando contactos clandestinos con la joven oficialidad de las fuerzas armadas, como en los viejos tiempos. Aburrido de meterle las patas a las costas mayamera, en mi sueño profundo, se me aparece justo allí el ex militante causaerrista, anunciando que ya no seguirá aupando la Coalición Internacional por Venezuela y su urgente «ayuda humanitaria», en su fastidioso exilio. Ahora va de nuevo, pero a las montañas de Falcón y funda el primer frente guerrillero del siglo XXI.
De nuevo despierto con el corazón en la boca, pero caigo en cuenta que no es Pablo Medina, sino Douglas Bravo, quien en su lucha contra el gobierno de Rómulo Betancourt, sin esperar a que ninguna intervención extranjera, sacara del poder a quien había ordenado disparar primero y averiguar después, resuelve con unos campesinos en la finca de su tía Chila, fundar el Frente Guerrillero José Leonardo Chirino.
Entre dormido aun lo recuerdo dándole fecha, término y punto final al burro que pastorea en Miraflores.
Desde su atalaya y con su voz de rolinera degastada, llama de nuevo a la abstención, y hace que todos los adecos dejen de votar.
De la abstención ha regresado triunfal y se dirige al pueblo con la misma emoción que lo había hecho cuando fue nombrado Presidente de la maniatada Asamblea Nacional.
Conciudadanos, Miembros de la Junta Patriótica, Compañeros y Compañeras de Partido: Domino mi emoción para este reencuentro. Regreso a trabajar con mi Partido y con el pueblo, para ayudar a establecer definitivamente en Venezuela, el régimen democrático y representativo, para que ya no suframos otra vez la vergüenza y la humillación colectiva de los años del oprobio, esos que desaparecieron en la madrugada gloriosa del 23 de enero.
Fue esta lucha final la culminación de un proceso de resistencia a la opresión que se inició el propio 25 de noviembre de 1948. Hombres de todos los partidos políticos y sin militancia en ellos, demostraron en las cárceles, en los campos de concentración de Guasina y Sacupana y en el exilio, que en este país estaba viva la pasión por la libertad, y que llegado el momento el pueblo venezolano se uniría, como se unió, para realizar esa gloriosa epopeya de la reconquista de la libertad. Despierto con la emoción de que por fin Henry la pegó, pero no, es Betancourt en su discurso triunfal en Caracas a su regreso del exilio.
Si tan solo uno de eso líderes opositores perseguidos por el régimen, se atreviera a dar un paso al frente, iniciando la lucha clandestina con sus partidos proscrito por el CNE y por su errática decisión de desechar el camino electoral, tuviesen la valentía estratégica de demostrar desde su clandestinidad, que han rectificado sus errores, y unidos por el país decidieron ponerse al frente del combate real por la democracia. Si desde sus nuevas trincheras anunciaran que a partir de ahora, arriesgarán su pellejo como lo han hecho tantos militantes en el pasado y el presente, acompañando a los pensionados en sus luchas, a los trabajadores por sus derechos laborable y a los estudiante en sus luchas por la libertad, entonces, quizás entonces, de nuevo el paciente y bravío pueblo venezolano, volvería a pensar de nuevo, en darle otra oportunidad de recobrar su maltrecho liderazgo. Mientras tanto seguiremos con esta pesadilla opositora, que desde hace tiempo perdió la capacidad de soñar.
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