Pídale perdón a Maracaibo, por Orlando Chacón
Hace unos días, no puedo decir que celebramos -porque no hay nada que celebrar- los 489 años de la fundación de nuestra amada ciudad. El que en mala hora se hace llamar “Alcalde de Maracaibo”, pronunció un discurso sínico, alejado de la realidad, demostrando cuan ineficiente se puede llegar a ser en esta vida.
En su discurso, contrario a afirmar que invertiría tiempo y recursos en la investigación de la verdadera fundación de nuestra ciudad, tenía que haberle pedido perdón a Maracaibo, tenía que pedirle perdón a cada uno de los ciudadanos que sufrimos por su ineptitud e ineficiencia a diario. Pídales perdón señor Casanova, a las madres que hoy tienen a sus hijos enfermos por las epidemias generadas por la acumulación de basura en cada casa, calle, esquina y avenida de nuestra ciudad. Pídale perdón a cada familia que ha tenido su hogar inundado de aguas negras por el colapso de las cañadas que usted no limpia y a la cual no ha generado políticas públicas que puedan solventar el enorme problema que ha venido desatando una crisis sanitaria en nuestro municipio.
Pídales perdón, a los miles de pensionados que son sometidos a inmensas y humillantes colas frente a los bancos marabinos. Pídales perdón, a cada uno de los familiares de los pacientes que mueren a diario en hospitales y ambulatorios porque no hay ni una gaza para atenderlos y de lo cual usted también es cómplice y corresponsable.
Lejos de asumir su discurso como rectificación al daño que nos ha hecho en un mea culpa, usted abofeteó a los vecinos que sufren a diario por no contar con un transporte público optimo y seguro, teniendo que someterse a diario a largas colas para montarse en una chirrinchera que usted decidió legalizar alegando que la “crisis económica y los dólares” no permitían tener un mejor transporte. Irresponsables como usted, hay pocos, pero pagamos muchos por sus actos.
Pídale perdón, señor Casanova, a cada transeúnte que debe bajarse de la acera porque la misma –o está colapsada de basura o- está en pésimas condiciones que obligan al ciudadano a bajar a la carretera a exponer su vida. Pídale también perdón, a cada chofer de tráfico y vecino que debe perder un caucho en las alcantarillas sin tapa y en los coladores que tenemos como vías públicas, entre hueco y hueco. Pídale perdón a esa comunidad que tiene aún carretera de arena en el Oeste de Maracaibo y en las cuales usted prometió cual politiquero, que en meses serian vías de asfalto.
Pídale perdón a cada bombero y funcionario policial que han tenido que emigrar producto de la destrucción que ha significado su gestión para nuestros organismos de prevención. Pídale perdón a cada vecino que a diario ha sufrido accidentes de tránsito y se somete al colapso vial producto de los semáforos que son el claro reflejo de nuestra ciudad, en penumbra y sin mantenimiento.
Pídale perdón a cada estudiante que ha sido expulsado de las becas JEL por no tener el carnet de la patria. Pídale perdón a cada niño que no puede disfrutar de sus parques y espacios de esparcimiento porque estos están colmados por la penumbra, desidia, desolación e inseguridad.»
Usted, señor Casanova, se hace el Willy ante los problemas que agobian a nuestros marabinos y cuando no los ignora, los genera. Pídale perdón a cada comerciante y empresario a los que ha sometido a un constante desasosiego al aprobar a través de concejales cómplices, ordenanzas que buscan asfixiar aún más a quienes generan empleo y siguen apostando a la Venezuela de producción. Es inaceptable, que mientras decenas de empresas pagarían por reciclar en nuestra ciudad, usted gaste cientos de miles de dólares en maquinaria para hacerlo.
Incapaz de resolver los problemas de los marabinos, usted gasta millones en conciertos y festivales para elegir reinas y pasear en comparsas. Los marabinos ya vivimos en una constante feria de apagones y oscuridad. Solo que usted no está invitado porque su familia no sufre lo que sufrimos miles a diario cuando en la madrugada o a plena tarde acompañando el inclemente calor marabino se nos va la electricidad y nos invade la penumbra.
A usted, al igual que a ese usurpador del Zulia, le quedó grande nuestra tierra y su gente.
Quienes hoy creemos y apostamos por esta Venezuela que saldrá adelante, representando a una generación que lucha y resiste frente a la adversidad, debemos recuperar el valor de la cultura del esfuerzo, el trabajo duro y la honestidad en cada servidor público que se sume a la reconstrucción de nuestro país y convierta a nuestras ciudades en una potencia en educación, en innovación e investigación, deporte, cultura y servicios públicos de calidad. Debemos prometernos, que aprendimos la lección y que ineficientes populistas como estos no volverán, jamás. Dios bendiga a Venezuela. . Dios bendiga a Maracaibo.