Piezas de recambio, por Aglaya Kinzbruner

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Los escritores Kenneth Johnson y Martin Caldin fueron los creadores de lo que fue entonces una gran serie de fantasías futuristas, el Hombre Nuclear. Steve Austin, el protagonista, es un astronauta que sufre tremendo accidente. Para salvarlo todos sus órganos internos, también los externos, brazos, piernas, y demás tienen que ser reemplazados cibernéticamente. Pierde también un ojo pero con el otro ve más allá de lo que cualquiera pueda siquiera imaginar. Es dueño de súper poderes increíbles y, por ende, el gobierno (USA) lo emplea para tareas especiales.
The Six Million Dollar Man, interpretado a las mil maravillas por el actor Lee Majors salió al aire el 7 de marzo de 1973 y tuvo un gran éxito. Lee Majors nació como Harvey Lee Yeary en Wyandotte, Michigan, el 23 de abril de 1939. Su vida transcurrió tranquila, sobre todo si no se toma en cuenta que se casó cuatro veces, ahora tiene 86 años, entre películas, series y reproducciones en comics. En vista del éxito le siguió la Mujer Biónica, las mujeres no se podían quedar atrás en cuanto a los poderes especiales.
La serie, La Mujer Biónica, se transmitió entre 1976 y 1978. El personaje se llamó Jaime Sommers, interpretado por la actriz Lindsay Wagner. Lástima qué todo es pura maravilla cibernética y no se pensó en ningún momento, por ejemplo, emular a Cleopatra que aprendió a hablar nueve idiomas y cautivó para proteger a su pueblo a dos de los hombres más importantes de su tiempo.
En cuanto a la fantasía de las piezas de recambio del cuerpo humano, ésta, hasta cierto punto, se hizo realidad. Brazos y piernas de recambio de titanio hemos observado en la calle, otras partes no sabemos, no se puede ser tan indiscretos. Cierto es que en los Países Bajos, en el Hospital Universitario de Utrecht se implantó un cráneo completo en el 2024, gracias a una impresora 3D. La operación duró 23 horas.
No se divulgó el nombre del paciente, ni tampoco si se salvó lo que tenía dentro de la cabeza, pero nos imaginamos que sí o no se habrían tomado la molestia de tantas horas de trabajo. Sin embargo, es muy posible que ahora o en un futuro a las personas se les haga una RM como base para un back up de todos sus logros e ideas. Si no se ha hecho todavía, el futuro está a un pasito de ahora.
Mencionamos esto porque en América Latina donde se ha vuelto tan importante sostener una fachada de democracia, cualquier persona con aspiraciones políticas debe tener su sosías, su Doppelgänger, su back up listo en caso de algún imprevisto. Ahora desde un punto de vista objetivo, valerse de sicarios para sostener la comedia de la democracia no tiene mucho sentido debido a la transparencia de la maniobra. No es más que un tiro al pie.
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Porque si el objetivo del mandante o los mandantes de los sicarios es eliminar un rival político exitoso, ¿cuál es la finalidad de la comedia democrática? No hace falta la Inteligencia Artificial para resolver el caso. Resulta más claro que la tesis del martillo de Occam.
O, también ¿será posible, qué el mandante o los mandantes no sean otra cosa ellos mismos que grandes piezas de recambio?
Aglaya Kinzbruner es narradora y cronista venezolana.
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