Pizarro aconseja que la huelga electoral de brazos caídos «no es la solución»
La exclusión del partido Primero Justicia como organización política no amilana sus esfuerzos, según Miguel Pizarro. A su juicio, alcanzar la Unidad de cara a unas presidenciales es clave para definir el futuro del país
El diputado a la Asamblea Nacional y dirigente de Primero Justicia, Miguel Pizarro, es de la opinión de que el gobierno impidió la validación de la tolda aurinegra porque «desde el poder no quieren abrir cauces para que los venezolanos se expresen y salgan de la crisis en la que estamos».
En entrevista para Unión Radio, Pizarro recordó que en la actualidad Venezuela vive «un tiempo difícil» y a su juicio, es una etapa «de profundización de algunas definiciones» como la expresada por las autoridades al inhabilitar a Voluntad Popular, Primero Justicia y la Mesa de la Unidad como tarjeta.
«Que a un partido como Primero Justicia se ilegalice, quiere decir que vamos por el buen camino», subrayó.
Además indicó que un partido, además de tener un color y representación en la tarjeta electoral, va mucho más allá porque «son su gente», su forma de enfrentar los problemas y la propuesta de un gobierno. Alertó que a esa organización «se le cobran dos facturas porque primero, somos el colectivo humano más diverso (…) y lo segundo es el no arrodillarse».
Dijo que la estrategia del Gobierno consistía en que evitaran de encausar la intención de voto de la gente para «correr a validar la tarjeta».
Reconoció que fue un error no explicar a la gente qué pasó durante el fin de las manifestaciones y la convocatoria a las elecciones regionales, «en donde se nos quedó gente», al igual que en el proceso de las municipales, en donde advirtieron que habría fraude y que era un proceso irregular, en donde «no se alcanzó el suficiente apoyo, no se logró la Unidad y se quedó más gente».
«Lo que se juega este año es demasiado importante para que la discusión esté entre vanidades y ego y empecemos a entender esto como lo que es. Vamos a un proceso donde el gobierno lo quiere hacer a su medida (…) La huelga electoral de brazos caídos no es la solución. Tenemos que entender a dónde vamos. La discusión no puede centrarse ni en el quién, ni qué tarjeta, sino en qué y cómo vamos a hacerlo», finalizó.
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