PNB impidió a empleados públicos protestar para exigir un salario digno
El gremio de la educación exigió la inmediata renuncia del ministro Aristóbulo Istúriz por su incapacidad para resolver los problemas del sector
«Derecho que no se defiende, derecho que se pierde». Con este grito comenzó la protesta de los trabajadores de la administración pública en la puerta de la iglesia Las Mercedes, en la parroquia Altagracia, en reclamo a un salario digno y en rechazo a las malas condiciones laborales este 4 de septiembre, día del Empleado Público.
La idea de la manifestación era movilizarse desde este punto cercano al Ministerio de Educación hasta la vicepresidencia de la República, pero un piquete de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) no les permitió recorrer ni 10 metros.
«No hay nada que celebrar. Estamos aquí por la crisis más horrible de la historia del sector de trabajadores. Estamos sometidos a una crisis de hambruna donde el sueldo que percibimos no nos alcanza para adquirir ni un rubro de la canasta básica», dijo una enferma que comentó su quincena no supera los 60.000 bolívares, lo que le impide prestar un servicio de calidad a los pacientes porque pasa el día con hambre.
Emilio Negrín, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores Judiciales, dijo que «el salario se pulverizó y llegó a cifras nunca antes estimadas». Para demostrar lo que significa su salario, Negrín se quitó uno de sus zapatos y aseguró: «Todos los trabajadores públicos en Venezuela van a trabajar con los zapatos rotos, con la ropa rota porque no tenemos cómo comprar pues el poquito dinero que agarramos es para mantener a nuestras familias».
Para este trabajador judicial, el problema de fondo se solucionaría con la renuncia de Nicolás Maduro y de todo su tren ejecutivo, principal exigencia de los empleados públicos que protestaron este miércoles.
Aristóbulo también
Los trabajadores del sector educación también manifestaron sus reclamos al Ejecutivo para defender «una educación de calidad». Lo primero que los maestros rechazan es el «tabulador de hambre» que afirman se les quiere imponer a los trabajadores públicos.
Griselda Sánchez, coordinadora nacional del sector educación, explicó que un docente 4, con más de 15 años de servicio y postgrado, percibe un salario de 110.000 bolívares. «¿Para qué alcanza eso? Es un atropello, una arbitrariedad y no le vamos a permitir a este desgobierno que siga metiéndose con la educación, con la salud, con las alcaldías y con todo. Exigimos respeto para los venezolanos», dijo la educadora.
El segundo exhorto de los docentes está dirigido a los padres y representantes para que rechacen contundentemente el programa «docentes exprés«. «Buscan arrebatarnos el presente y el futuro de nuestros estudiantes, poniéndolos en manos de personas que no están capacitadas para impartir clases», expuso Sánchez mientras exigió en nombre del gremio la renuncia del ministro de Educación, Aristóbulo Istúriz.
La coordinadora nacional del sector educación también afirmó que en el mes de julio la deserción de profesores cerró en más de 40% y la estudiantil en más de 60%. Sánchez dijo que los docentes se han ido del país y los estudiantes no acuden a las escuelas «porque no tienen para comer o para movilizarse a las instituciones». Asimismo, estiman que estas cifras aumenten para el inicio de clases.
Sueldos de hambre
Deillily Rodríguez, dirigente sindical del Metro de Caracas despedida el 31 de octubre de 2018, sostuvo que salieron a manifestar por el descontento con el gobierno «que tiene al empleado público en pésimas condiciones y a los del Metro en las condiciones más bajas».
Rodríguez aseguró que el salario de un trabajador del Metro es de Bs 45.000 y no cuentan con las herramientas para atender a los usuarios como se merecen. El llamado de esta trabajadora es a César Vega, presidente del Metro de Caracas, «a que renuncie si no está capacitado».
Deillily Rodríguez asegura que los trabajadores del Metro se han ido «porque el sueldo no alcanza, porque no tenemos ni agua potable dentro de las instalaciones, porque no hay condiciones».
Igualmente, la extrabajadora denuncia que el personal de este sistema de transporte labora con «zapatos rotos, sin seguro HCM y pidiendo unos entre otros cuando tienen alguna emergencia».