Policía y militares toman cárcel de Guayaquil tras masacre de 118 reos
El comandante del cuerpo de infantería de Marina, Fernando Recalde, indicó que «en principio hubo fuego cruzado, al parecer entre las bandas (de reos), pero al ver la presencia de la fuerza pública todo se amainó»
Grupos de policías y militares intervinieron este sábado en la cárcel de máxima seguridad de Guayaquil, vecina a una prisión donde el martes pasado se registró una masacre que dejó como saldo 118 reos fallecidos.
A primeras horas de este sábado unos mil militares y policías ingresaron en ambos centros de detención, donde se escucharon detonaciones de armas.
La Policía informó de que durante la intervención en el centro de privación de Libertad Zonal 8, los agentes «fueron recibidos con disparos por las personas privadas de la libertad», pero de inmediato lograron neutralizar la acción.
Sin embargo, el comandante del cuerpo de infantería de Marina, Fernando Recalde, indicó que «en principio hubo fuego cruzado, al parecer entre las bandas (de reos), pero al ver la presencia de la fuerza pública todo se amainó».
La comandante general de Policía, Tannya Varela, informó de que tras ser neutralizados los presos, la policía pudo evacuar a cuatro reos heridos.
Desde las afueras de las cárceles, Efe constató que había reclusos en los patios, en los techos y una columna de humo salía de una de las cárceles.
En el techo de la cárcel de máxima seguridad, unos reos alzaban unas telas escritas con mensajes, que no fue posible descifrar debido a la distancia.
Varela avanzó que mañana ofrecerán una rueda de prensa en la que proporcionarán detalles de los operativos de hoy.
Incertidumbre entre familiares
El ir y venir de ambulancias este sábado aumentó la incertidumbre sobre la situación en el interior de las cárceles mientras en los exteriores, el ruego de familiares de los presos por información no encontraban eco en los uniformados.
Afuera de la Cárcel 1, conocida como Penitenciaría del Litoral, estaba Rosa Romero, de 57 años, quien buscaba información sobre su sobrino Rafael de quien no sabe nada desde hace cuatro meses, cuando ingresó en la cárcel acusado del delito de robo.
Las autoridades les dijeron que debía permanecer en la cárcel un año, pero «como no teníamos plata (dinero) no pusimos abogado, pero queremos saber si está adentro o no, que nos den alguna respuesta», dijo a Efe.
Romero aseguró que en todos estos días no ha podido «ni dormir» pensando en la situación de su sobrino.
Como ella, madres, hermanas, esposas y otras mujeres con niños en brazos esperaban en las afueras de la cárcel por información sobre sus parientes.