Por el ojo de una aguja, por Wilfredo Mora
A Donald Trump, se le negó el acceso en la Sinagoga en Pittsburgh cuando se disponía a entrar a dar el pésame por lo judíos masacrados horas apenas.
Fue como ver a un Camello pasar por el ojo de una aguja.
Había allí mucho dolor.
Un brote colectivo de resentimiento, producido por las inoportunas e infelices, declaraciones del ilustre visitante, que promovían la venta de armas.
La obsesión de Donald Trump son las armas
Si Vis Pacem, Para Bellum
Cuando los periodistas, ante la indiscutible tragedia del crimen de Khashogui, lo increparon por vender armas a Arabia Saudí, él replicó que el negocio armamentista no podía detenerse por un, aún- no-bien- explicado crimen.
El mismo camello queriendo pasar por el ojo de la aguja
Donald Trump representa el Síndrome de la enfermedad
Su falta de humanidad
Ser rico no es malo, pero ser soberbio, es mortal
Es la enseñanza de la parábola del “Camello y el Ojo de una Aguja “.
Y como Donald Trump, Maduro, Putin, Príncipe Saudí y el norcoreano Kim Jong-un. Con ellos la humanidad, no puede rescatar el valor de la vida.
El presidente de Turquía, Erdogan, declaró que la humanidad no podía llevar ese cargo de conciencia.
No solo éste- añado yo- la tragedia de Yemen, de Venezuela, de Honduras, de Nicaragua, de Colombia donde quienes fueron guerrilla asesina, hasta hace muy poco, hoy gozan de inmunidad parlamentaria.
En Estados Unidos se vive un clima de zozobra, de atentados, escándalos y un presidente que es patético.
De Venezuela, el mundo ya no quiere saber más
Aún hay quienes, como Putin, afirman que los venezolanos debemos resolver nuestros problema, siempre y cuando el gobierno cuente con la asesoría cubana.
La hipocresía y el fariseísmo, no solo proviene de la Tierra Santa del Islam, sino de Rusia, Estados Unidos, China.
Vivimos en una sociedad donde la educación no nos previene que hombres así lleguen al poder.
Una educación donde el valor de la vida no se respeta, los ideales del hombre son las armas y la muerte.
No sé dónde mirar, si hacia las ganancias de billones de dólares que anuncia Samsung por las ventas de sus celulares en el último trimestre del año.
No hay filosofía en la educación. Y lamento decirlo, pero siento la sociedad actual es como un camello tratando de entrar por el ojo una aguja.