¿Por qué algunos países son más efectivos ante la pandemia? , por Marino J. González R.
El curso de la pandemia ocasionada por el Covid-19 no es inevitable. Casi por concluir el cuarto mes de evolución, es de gran importancia examinar los factores que han contribuido para que algunos países hayan enfrentado efectivamente la pandemia. No solo con el propósito de extraer lecciones de política pública, sino porque las medidas que han ejecutado esos países deben tomarse en cuenta, independientemente del estado de afectación en el cual se encuentran actualmente algunos países, especialmente de América Latina.
La pandemia de Covid-19 fue un evento inesperado por la magnitud y velocidad con la que se ha propagado. Sin embargo, diferentes organizaciones internacionales habían avanzado en el diseño de las estrategias para actuar en el caso de producirse.
Las razones por las cuales estos mecanismos no funcionaron adecuadamente, serán motivo de análisis en los próximos tiempos. Lo cierto es que a principios del año 2019 se había difundido un estudio sobre el grado de preparación de los países ante una amenaza biológica como ha significado el Covid-19.
También deberá ser motivo de debate las decisiones tomadas por los países antes de que se conociera la infección que ha terminado como pandemia. Los objetivos fundamentales al enfrentar la pandemia son dos: evitar la mayor cantidad de muertes, y la mayor cantidad de casos.
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Esto significa que el efecto en la población se exprese en la menor tasa de mortalidad. Con respecto a los casos, se trata de diagnosticarlos precozmente, garantizar el tratamiento, y evitar que otras personas sean infectadas. En consecuencia, una tarea central es realizar las pruebas diagnósticas y proceder con el aislamiento de los casos positivos, y la cuarentena de los contactos.
Es decir, aunque la tasa de incidencia, es decir, el número de casos, aumente porque se realizan más pruebas diagnósticas, al final se producirán nuevas infecciones porque se reducirá el contacto con personas susceptibles. En principio, un país podría tener una mayor incidencia e impedir la saturación de los servicios de salud, al realizar la detección sistemática de los casos.
Actuar de esta forma facilita también que los pacientes que ingresen a los hospitales puedan ser tratados adecuadamente, con la reducción de la letalidad (muertes por cada 100 casos). La situación ideal es que los países realicen la mayor cantidad de pruebas diagnósticas y tengan la menor cantidad de muertes en términos de la población.
El primer factor involucrado en la efectividad de los países es. sin dudas, la preparación para alcanzar los objetivos anteriores. Aquellos países que habían experimentado otras pandemias en este siglo, o que habían tomado las previsiones exigidas, estaban en mejores condiciones al momento de conocer la existencia de la infección considerada como emergencia internacional. Esto fue lo que ocurrió a principios de este año.
El segundo factor es el diseño de la estrategia que tome en cuenta la detección precoz de casos, el aislamiento y cuarentena, y el tratamiento en los diferentes niveles de atención.
En la actualidad contamos con los datos, prácticamente actualizados en línea, de los casos diagnosticados y los fallecimientos. La base de datos de la Universidad Johns Hopkins es un gran recurso para el análisis de estos indicadores. La información sobre la realización de pruebas diagnósticas también está disponible en la base de datos OurWorldData de la Universidad de Oxford. En este caso, el número de países que reportan es menor que en la primera.
Si tomamos los países que tienen información actualizada en las dos bases de datos, encontramos que aquellos países que han realizado más pruebas diagnósticas (expresadas por 1.000 habitantes), y que han combinado el diagnóstico con las correspondientes medidas de aislamiento y cuarentena, han registrado menor mortalidad. En este análisis no se ha tomado en cuenta las diferencias atribuibles a la composición por edad.
Sin embargo, las diferencias son notables, pueden disminuir con el ajuste, pero no de manera significativa. Países como Corea del Sur, Letonia, Australia y Nueva Zelanda han realizado más de 10 pruebas diagnósticas por cada 1.000 habitantes, y tienen tasas de mortalidad menores a 4 muertes por millón de habitantes.
En líneas generales, estos países no tuvieron que acudir a suspensión de actividades en la magnitud que otros países. En cambio, el Reino Unido y Países Bajos con menos pruebas diagnósticas presentan tasas de mortalidad de más de 200 muertes por millón de habitantes. En estos países el sistema de salud experimentó tremendas exigencias que ameritaron la puesta en marcha de distintos grados de confinamiento.
En América Latina también se aprecian diferencias en las pautas seguidas por los sistemas de salud. Debe señalarse que más de la mitad de los países de la región no tiene datos de pruebas diagnósticas para comparación. Sin embargo, países como Chile, Panamá, Perú y Uruguay han realizado más pruebas diagnósticas por 1.000 habitantes que Corea del Sur en períodos comparables de la pandemia.
También la calidad del proceso de aislamiento y cuarentena de casos, combinado con las medidas de confinamiento, puede explicar que países como Argentina, Costa Rica hayan experimentado reducciones significativas de los casos nuevos registrados en la última semana. Lamentablemente, otros países como Bolivia, Ecuador y Panamá han registrado más bien la tendencia al aumento.
La consolidación de los avances en algunos países, y la reversión de la tendencia negativa en otros, debe fundamentarse en la realización de la mayor cantidad de pruebas diagnósticas y en el fortalecimiento de los procesos de atención, especialmente en el nivel de población que permita la detección precoz, así como en el énfasis en las medidas de distanciamiento social y prevención.
Para disminuir la mayor cantidad de casos, muchos países de la región deberán implementar mecanismos de rastreo epidemiológico con innovaciones significativas de gestión y la incorporación de nuevo personal de campo. Será el reto más importante para controlar la pandemia, antes de que estén disponibles otras alternativas.