Por qué el fraude es imposible, por Teodoro Petkoff

Autor: Teodoro Petkoff
Todo ese aguaje sobre “megafraude”, se derrumbará apenas termine el proceso de verificación de las firmas. En su recolección se pueden haber cometido, voluntaria o involuntariamente, irregularidades, pero lo que es prácticamente imposible es que tales irregularidades, grandes o pequeñas, escapen a la auditoría de las firmas por parte del CNE. El reglamento del CNE para la recolección de las firmas es tan estricto que hace casi imposible que una trampa se filtre por el espeso alambre de púas de su normativa.
El alegato de que hay planillas chimbas no resiste un soplido. Las planillas fueron confeccionadas en papel de seguridad y numeradas, de modo que, por un lado, es imposible fotocopiarlas porque el papel de seguridad produce un facsímil de color negro y, por el otro, las únicas planillas que serán sometidas al cedazo de la verificación son las que tienen la numeración y el logo del CNE. De esta manera, firma que no esté en las planillas de papel de seguridad, numeradas, con el logo del CNE, es firma que no vale y la verificación la descarta.
La acusación de que una misma persona firmó varias veces se cae ya que al firmar una vez, cualquier firma adicional de la misma persona es rechazada automáticamente por las computadoras, al verificar que es el mismo número de cédula. Firmas de menores de edad, de extranjeros no nacionalizados, de personas fallecidas o de personas no inscritas en el REP, no resisten el cruce de sus datos con el REP. Serían excluidas fácilmente. Igualmente, la clonación de cédulas, para que una persona hubiera podido firmar por otras, tiene que pasar por el filtro de la publicación de las cédulas, lo cual permite verificar a los interesados si su nombre ha sido indebidamente utilizado. Y en este caso, la huella digital permitirá verificar quién miente.
De modo que ese reglamento del CNE, tan apresuradamente criticado por los “zoólogos” que andan buscando un gato con cinco patas, constituye, en el ambiente de extrema desconfianza que existe en el país, un verdadero seguro contra las trampas. Una vez depurado el registro de las firmas de aquellas irregulares o chimbas, si el número de las “buenas” cubre el 20% de los electores necesario para que la solicitud de convocatoria del referendo sea activada, el CNE no puede hacer otra cosa que atender esa exigencia ciudadana y fijar la fecha del acto. El CNE puede anular una elección si se comprueba fraude en ella, pero no puede anular una recolección de firmas. La única potestad que tiene sobre estas es la de contarlas y verificar su legitimidad.
Su decisión se limita a declarar si existe o no el número de ellas necesario para convocar el acto referendario. (Sobre este tema recomendamos la lectura, en El Universal de hoy, del artículo del ex magistrado del TSJ José Peña Solís, el cual hemos glosado.) Todo el escándalo que ha armado Chávez no debe asustar a nadie. Si las firmas cubren los 2,4 millones necesarios, y eso es asunto que determinará el CNE, habrá RR.