Por qué no soy comunista, por Enrique Ochoa Antich
para Teodoro, in memoriam
Un querido amigo, Roland Denis, me hizo llegar un texto de Nazim Hikmet, poeta turco, en que explica por qué se cree comunista (a estas alturas). Es una apelación a modo de letanía –muy poco marxista, dicho sea de paso– a unos valores ideales que identifican ahistoricamente el concepto de comunismo con solidaridad humana y rechazo ético al capitalismo. Aquí el link para quien quiera leerlo:
http://cuestionatelotodo.blogspot.com/2013/01/yo-soy-comunista-por-nazim-hikmet.html?m=1
Le contesté a Roland con esta (alerto que muy larga) contra-réplica en el que explico por qué, aunque quisiera, y compartiendo los valores de una ética de solidaridad y humanismo contraria al egoísmo del capitalismo salvaje, no puedo ser comunista:
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque en el papel la idea de una sociedad sin clases suena bien pero su realización humana ha demostrado ser y es una monstruosidad.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque marxistamente hablando, la etimología de las palabras es histórica y la palabra «comunismo» no es el sueño que algunos tuvimos de una sociedad sin clases, de libres y de iguales, sino las experiencias históricas reales de las sociedades conducidas por los Partidos Comunistas.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque la idea de cancelar la propiedad privada y la ganancia individual, acaba a su vez con la creación de riqueza necesaria para poder ofrecerle a una población creciente unas condiciones de vida digna, y porque identifico con propiedad privada los conceptos de propiedad social, cogestión y autogestión cuya realización anhelo en tanto sean productivas, autosustentables y objetivamente posibles.
Yo no soy comunista aunque quisiera
porque sufro al ver a la gente sufrir, incluyendo a los millones que viven bajo regímenes llamados comunistas, sin libertad, y porque sé que los recursos son escasos y que el sufrimiento de los más, sólo podrá ser sanado cuando millones, miles de millones de individuos, y no el Estado, produzcan la riqueza que todos necesitamos para vivir una vida digna, y porque creo que el Estado requiere de esa riqueza que él no sabe crear, para poder cobrar los impuestos que se requieren para asegurar servicios públicos de salud, educación, electricidad, agua, transporte, seguridad social y etc. de primera calidad, uno de los medios más eficaces para repartir la riqueza.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque sé que la única utopía de una sociedad justa es la que hacemos todos los días, reforma por reforma, y no el paraíso de una tierra prometida allá a lo lejos, un sitio de llegada, pues como escribió Bernstein, el fin último no es nada y el movimiento lo es todo.
Yo no soy comunista aunque me gustaría poder serlo
porque para que cada uno tenga lo que necesita y para que a cada uno le pidamos a cambio lo que puede dar, se requiere de un largo tránsito por el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas, reguladas por un vigoroso Estado social de bienestar.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque creo que la felicidad que es la solidaridad humana debe convivir con su otra faz, el instinto egoísta de beneficio, de modo que éste trabaje para aquélla.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque creo que todas las personas tienen derecho a la vivienda, la salud, la educación, el empleo decente, la jubilación, para todo lo cual se requiere crear incesantemente mucha riqueza y no la precaria que crea un Estado que se ocupe de producirlo todo, lo que, como demostraron más de 70 años de comunismo real sobre la tierra, de 1917 a 1989 y aun hoy Cuba y Corea del Norte (y como demostraron entre nosotros las estatizaciones de 2005-2006-2007 que iniciaron desde entonces la caída en picada de nuestra producción agrícola, industrial y petrolera), sólo genera escasez y pobreza para todos excepto para la oligarquía burocrática del partido.
*Lea también: Olvidos…, por Alejandro Oropeza G.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque aunque no creo en ningún dios, reconozco, protejo y defiendo el derecho de los millones, de los miles de millones que sí, y al observar su devoción siempre me digo con respeto: «por algo será».
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque la idea del Estado de bienestar europeo ha demostrado hasta ahora ser probadamente superior a cualquier otra, creando las sociedades en promedio más libres y justas en 5.000 años de historia.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque creo en los seres humanos, en su libertad, en su capacidad ilimitada de creación, y no en la dictadura, ni siquiera en la del proletariado.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque no espero que un día toda la humanidad piense como yo, sino que florezcan miles de formas diferentes de pensar debatiendo libremente entre sí.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque aunque muchas de las mejores personas en el mundo fueron y son comunistas (pienso en Picasso, Vallejo, Neruda), también sé que algunos seres monstruosos y sanguinarios también lo fueron (pienso en Stalin, Pol Pot, y tantos otros).
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque detesto la hipocresía y amo la verdad y por tanto no me refugio en una idea que, por bella que sea en teoría, me impide ver las cosas tal cual son, como nos enseñó Marx, dicho sea de paso.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque entre los demás y yo, se establece una dialéctica de identidad colectiva y de individualismo en que ambas nociones luchan como contrarios, apasionada y humanamente, pero se complementan y se funden.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque estoy contra el libre mercado sin regulación alguna y a la vez contra el estatismo y el populismo, y porque creo en la vieja y noble fórmula de «tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario».
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque quiero luchar toda la vida por el bien de la humanidad, con los pies en la tierra, día a día, arrancando reformas sociales aquí y allá, y no esperando el advenimiento de un rojo amanecer en que supuestamente todas las injusticias serán vengadas.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque el pueblo unido a veces es vencido, y puedo compartir esas derrotas, y porque sé que la democracia liberal y los derechos humanos conforman el mejor entorno para que esas derrotas no sean tan costosas y para que las victorias del pueblo se posibiliten más.
Yo no soy comunista aunque lo fui
porque puedo cometer errores, y porque usted puede cometer errores, y porque no creo que ser un capitalista sea necesariamente un error, sino que puede ser, regulación del Estado mediante, una admirable y encomiable condición socialmente necesaria.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque amo la vida y lucho a tu lado, y no te exijo que pienses como yo para luchar juntos.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque en efecto algunos dicen ser comunistas y no lo son, lo que me indica que el término se presta para todo tipo de entuertos y desaguisados.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque la explotación del hombre por el hombre existe pero no es consustancial a la propiedad privada sobre los medios de producción, porque no creo en la teoría del valor de Marx pues el trabajo manual no es lo único que da valor a la mercancía, porque un minuto de trabajo intelectual (una invención, por ejemplo) puede dar más valor a una mercancía que millones de horas hombre de trabajo manual, porque creo que la plusvalía es pura metafísica, porque no es verdad que el burgués sólo obtenga su ganancia de robarle el plustrabajo al trabajador sino también del riesgo que corre su capital y de su propio trabajo, porque la mejor manera de acabar con la explotación del hombre por el hombre es con productividad y buenos salarios y haciendo que el Estado cobre altos impuestos al capitalista y se los devuelva al trabajador en bienestar.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista porque no hay comunismo en el sentido ideal de la palabra, sino sólo en el terrible de decenas de experiencias históricas comunistas totalitarias.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque mi mente y mi corazón son libertarios.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque soy importante todos los días y no podría vivir en una sociedad en la que todos somos sólo pequeños engranajes de una gigantesca maquinaria estatal.
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque la cooperación entre los pueblos es el único camino a la paz entre los hombres, no los imperialismos ni capitalistas ni comunistas (como lo fuera la URSS).
Yo quisiera pero no puedo ser comunista
porque la responsabilidad de tanta miseria de la humanidad es de muchos que no son comunistas y de muchos que son comunistas.