¿Por qué se han estabilizado y hasta bajado los precios de algunos productos?
Comerciantes han tenido que mantener y hasta reducir precios de algunos alimentos por la dramática caída de la demanda. Muy pocos consumidores pueden pagar los insumos que están en los anaqueles y en las neveras
En mes y medio, el precio del kilo de queso llanero duro se mantuvo en 16.000 bolívares en un comercio ubicado en la avenida Sucre, en el municipio Libertador. Para Mary Castillo, jubilada y pensionada del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), así es mejor para el común de las personas que sufre un deterioro de su poder adquisitivo producto del incremento sostenido de los precios, que hace cada vez más insuficiente cualquier ingreso, incluso en dólares.
“El queso se mantuvo en ese precio porque la gente había dejado de comprar. Cuando esto pasa, los comerciantes se ven obligados a bajar o mantener los precios para que las personas vuelvan a ir a los comercios y adquirir alimentos”, dijo Castillo.
Y tiene razón. Hay una caída en el consumo muy grande y ante esta corrección en la demanda, la oferta es mayor, según los expertos.
Comerciantes han tenido que mantener y hasta bajar los precios de algunos alimentos producidos en Venezuela por la dramática caída de la demanda. Muy pocos consumidores pueden pagar los insumos que están en los anaqueles y en las neveras.
“La caída del consumo hace que haya exceso de inventario, y a los comerciantes no les queda otra que bajar o estabilizar algunos precios, sobre todo de productos perecederos como la carne y el queso”, dice el diputado Ángel Alvarado, economista y miembro de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN)
Explica que la política de contracción del crédito que aplica el Banco Central de Venezuela (BCV) a través del encaje bancario marginal, ha estabilizado el tipo de cambio y bajado, mas no frenado, la velocidad del aumento de precios.
El mes pasado, la tasa de inflación mensual se desaceleró 6,5 puntos porcentuales al pasar de 31,3% en mayo a 24,8% en junio, de acuerdo con el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) calculado por el Parlamento.
Sin embargo, eso no significa que Venezuela salió del ciclo hiperinflacionario en el que se encuentra desde noviembre de 2017, cuando la tasa mensual fue de 56,7%, según la AN.
Edith Villamizar, una consumidora que se encontraba en un supermercado ubicado en Santa Eduvigis, da fe de ello: “Vemos en los estantes muchas cosas que no podemos comprar y que siguen aumentando. Lo único que uno hace es ver y comparar con precios que viste en otro sitio. Sin duda hay mucha mercancía, pero a precios inaccesibles, por eso lamentablemente he dejado de comprar cosas”, dijo
Según Luis Vicente León, economista y presidente de la consultora Datanálisis, la estrategia del gobierno de Nicolás Maduro para “controlar la hiperinflación” ha sido contraer la cantidad de bolívares que circula en la economía.
La administración madurista ha llevado a cabo en los últimos meses un ajuste económico que ha arrojado algunos resultados parciales, como la desaceleración de la inflación, aunque según expertos a costa de una contracción aún mayor de la economía, que acumula una caída de 63,4% entre 2013 y el primer trimestre de 2019, según los datos de la AN.
Prácticamente eliminó el crédito bancario y redujo el gasto social. De hecho, en condiciones normales, la banca presta entre 60 y 70 bolívares de cada 100 que capta, de acuerdo con la firma Ecoanalítica. En este momento, su capacidad de prestar es de 12 de cada 100 bolívares, lo que tiene un efecto muy fuerte sobre la economía.
“La masa monetaria se contrajo y al suceder esto, el consumidor puede querer el bien, pero no tiene cómo pagarlo”, afirma León.
Cuando un gobierno contrae la demanda, los empresarios empiezan a tener problemas porque no venden lo que producen o comercializan.
Juan Pablo Olalquiaga, expresidente de Conindustria, ha advertido que la pérdida del poder adquisitivo de los venezolanos es uno de los factores que más impactan a las empresas, porque contrae sus ventas de una manera brutal.
“El consumo se ha detenido. Los venezolanos estamos en un proceso de empobrecimiento que nos lleva a dejar de consumir, lo que disminuye las ventas de las compañías. Sin mercado, las industrias no pueden vivir”, expresa
León indica que el hecho de que los empresarios bajen los precios para poder vender es consecuencia de la caída de la demanda, que desacelera la inflación. “El productor baja el precio porque es mejor vender el producto a que se pierda”, añade.
A inicios de este mes, Ana Mirabal advirtió que el precio del kilo de queso bajó de 21.000 a 15.000 bolívares en quince días en un negocio ubicado en Petare; y el de limón de 17.000 a 7.000 bolívares en un mes, incluso a 5.000 bolívares en una frutería situada en El Cementerio.
“Creo que esto se debe a que el poder adquisitivo de las personas está muy mal. La gente no está comprando y si los comerciantes no bajan los precios, esos alimentos se pierden”.
De igual manera, la carne de res, que hace poco más de un mes rayó los Bs. 40.000 se consigue hoy entre 22 y 25 mil bolívares (incluso en algunos mercados municipales se puede adquirir en alrededor de Bs. 15.000); mientras que el cartón de huevos de 36 unidades se encuentra entre 22 y 25 mil bolívares, cuando semanas atrás llegó a costar Bs. 30.000.
Los embutido son otros artículos cuyo precio bajó: de 55.000 bolívares que costaba el kilo de jamón de espalda semanas hoy se puede conseguir en Bs. 29.000; mientras que la variante de pollo oscila en torno a los Bs. 35.000, cuando días atrás rayaba los Bs. 60.000
Harina de maíz, azúcar y leche pasteurizada son otros productos que han mantenido por semanas sus precios, un indicativo de cierta estabilidad en el mercado tomando en cuenta el constante aumento que experimentaron durante el primer trimestre del año.