¿Por qué yo no voto?, por Freddy Gutiérrez Trejo

«La propia esperanza tiene algo de magia.
No le interesa la lógica de lo existente.
La esperanza es alentada por la fe de que todo podría ser de otra manera»
Byung Chul Han
Una sociedad como la actual carece de toda esperanza
Yo no votaré el 27 de julio porque me respeto a mí mismo, y quien no se respeta a sí mismo no respeta a nadie. El voto no es un acto mecánico, es el resultado de pulsiones en el interior de mi espíritu sobre elegir o no elegir, y si opto por elegir, desplazarme por las rutas de quien puede ser el elegido entre varias opciones dadas.
Se trata de un examen de mí mismo y las lejanías o cercanías de los oferentes en relación con la visión que sostengo del hombre venezolano y los medios que plantean para que mis potencialidades como ciudadano puedan desencadenarse a favor de la visión que tengo del hombre, de la sociedad y del estado.
El voto es una expresión libre de mi voluntad, o no es voto. No voto porque respeto a la sociedad en la que vivo. En ella está mi prójimo que se manifiesta en mi familia, en mis vecinos, en mis compañeros de trabajo, en mis amigos con quienes comparto tristezas y alegrías, y está también quien está lejos, pero aun así sufro sus circunstancias y experimento el goce de la superación de las mismas.
En tal sentido, el voto está cargado de esperanza, en la pretensión de que el mañana será mejor que el hoy, y que toda la sociedad venezolana integrada en mi cosmos personal, va en marcha para alcanzar en la república las condiciones para vivir.
Todo esto envuelve el voto directo que nace y crece en el yo íntimo de mi alma. El voto, así concebido y dispuesto en nuestro pacto social, fue arrollado por los depredadores que no quieren a sus padres ni a sus antepasados ni a la tierra en que nacieron. Tarde o temprano se marchitarán (ya se están marchitando) y el soplo de la naturaleza en armonía con sus mejores hombres, los condenarán a perpetuidad a los infiernos de Dante.
Una vez despejada la República de malhechores y de los que aparentan no serlo, se abrirán los campos anchos de la libertad y la justicia. Entonces, tendremos las pulsiones vitales de respeto que justifican nuestra existencia, y podremos ejercer en diferentes órdenes y con plenitud la devoción del voto.
*Lea también: El error estratégico de no votar, por José Rafael López P.
Freddy Gutiérrez es abogado y profesor universitario.
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