¿Potencia Energética?, por Saúl Jiménez Beiza
Esta semana fui al barrio 13 de Septiembre a visitar a una familia amiga, cuando pregunte por Petra María me informaron que estaba haciendo diligencias para conseguir el gas, ya se les terminó hace 3 semanas y les ha tocado cocinar con leña, lo cual ha agravado la situación de la casa porque su tía y su mamá tienen problemas respiratorios de tanto cocinar con leña cuando estaban jóvenes y vivían por un campo de Nirgüa, esa situación las obligó a venirse para Valencia y buscar asistencia médica y se les había mejorado su salud, sin embargo de nuevo les viene atacando los problemas respiratorios porque ahora les ha tocado cocinar de nuevo con leña.
Al llegar Petra María de sus diligencias le pregunto que como le fue, si es posible que consiga el gas y me cuenta: “Si, tengo que depositar el costo de Bs. 120.000,00 que cuesta cada bombona grande y voy a llevar las 2 que tenemos y vacías, el domingo a las 5 am debemos llevarlas hasta el frente de la casa del responsable del operativo CLAP, eso me queda como a 8 cuadras, ya veré como arrastro esas bombonas desde las 4 am para llegar a las 5 am y no perder la oportunidad, ese esfuerzo es necesario porque más caro me salen las medicinas de mi mamá y tía, después no tendremos que comer y ya veremos donde se consigue”.
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Estas situaciones se repiten una y mil veces en nuestro país de las personas en cualquier barrio, comunidad, urbanización de los ciudadanos moviendo sus bombonas hasta un determinado sitio que es donde las recoge un camión para llevarlas al llenadero y regresarlas en la tarde o al siguiente día con todo lo que eso representa, el peligro de los golpes que llevan las bombonas contra el pavimento, el deterioro progresivo que van sufriendo y que no exista forma de reponerlas y no se vislumbra algún camino que permita pensar que las cosas van a mejorar, nadie explica cuál es el problema para que el gas no llegue a todos los hogares venezolanos con normalidad.
Estas vivencias me llevaron a buscar más información sobre la situación de nuestro país en torno a la producción energética y da tristeza cuando se revisan las cifras de Venezuela en comparación con el mundo, veamos: Según las últimas cifras de reservas probadas que se publicaron en junio del año 2019, o sea, hace un año, Venezuela contaba en ese momento, con la reserva petrolera más grande del mundo con 303.805.745 millones de barriles incluyendo la Faja Petrolífera del Orinoco “Hugo Chávez Frías”, es decir que Venezuela estaba en reservas por encima de Arabia Saudita, Canadá, Irán y pare usted de contar, pero resulta que no tenemos gasolina para mover nuestro mermado parque automotriz que está en el orden de los 60 mil barriles diarios y que ahora le estamos comprando gasolina a Arabia Saudita lo que significa un costo elevado al tener que recorrer más de 7.000 millas náuticas.
Igual pasa con el gas que al revisar las cifras nos encontramos que igual que la anterior en junio del 2019 Venezuela tenía una reserva de gas probada de 200.325.484 MMPCN y se señala que es la octava reserva de gas del mundo donde la primera potencia es Rusia, le sigue Irán y luego Qatar.
Toda esta situación nos debe llevar a una gran reflexión como país, debemos sacar una gran enseñanza de estos años de situaciones adversas y una de ellas es estar formados como ciudadanos para que podamos reclamar nuestros derechos en todas las circunstancias que nos toque vivir en el día a día, no es posible seguir permitiendo que se nos violen nuestros derechos o a otra persona al lado de uno y no seamos capaces de reaccionar en bloque para evitar las injusticias.
La otra gran enseñanza debería ser la necesidad de estar organizados como Sociedad Civil, gremios, colegios profesionales, vecinos, es decir estar organizados a todos los niveles y que esa formación nos permita direccionar nuestro andar en la sociedad, nos permita diseñar mecanismos para enfrentar la crisis como es el caso de abastecimiento alimenticio, medicinas y otras necesidades básicas del ser humano, es ser creativos para ir creando emprendimientos productivos que nos permita satisfacer necesidades de nuestras familias y comunidades.
De esa forma podemos ir logrando escalas de organización para diseñar políticas que se puedan implementar para transformar nuestra sociedad de una sociedad dependiente a una sociedad productiva, autosuficiente, sustentable y donde la producción energética no sea lo fundamental para desarrollar sino por el contrario que ella sirva para crear toda la infraestructura necesaria para desarrollar otras industrias más limpias como lo es el turismo y donde Venezuela es bendecida del Señor por todas las riquezas naturales que nos ha dado.
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