Prigozhin dijo que quería salvar al Grupo Wagner de ser absorbido por el Ejército ruso
El jefe del Grupo Wagner, Yevgeni Prigozhin, tuvo que viajar a Bielorrusia tras una «rebelión» de 24 horas en la que marchaba a Moscú para ir, no contra Putin, sino contra el ministro de Defensa, Serguéi Shoigu
Texto: RFI / AFP
En su primer mensaje de audio de 11 minutos tras el fin de su rebelión, el líder de Wagner, Yevgeni Prigozhin, declaró el lunes 26 de junio que su objetivo no era derrocar al poder ruso, sino salvar a su grupo paramilitar de ser absorbido por el ejército.
«La marcha ha evidenciado graves problemas de seguridad en el país», declaró Yevgueni Prigozhin en su primer mensaje de audio desde que ordenó el fin de la sublevación el sábado por la noche, sin revelar su ubicación actual. El Kremlin afirma que se marchará a Bielorrusia sin especificar cuándo.
El espectacular avance de Wagner hacia Moscú durante su fugaz levantamiento el sábado revela «graves problemas de seguridad» en Rusia, consideró el lunes el jefe de este grupo mercenario recordando que sus hombres habían recorrido 780 km encontrando muy poca resistencia.
Por su parte, Prigozhin dijo que el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, ha propuesto soluciones para que el grupo continúe operando.
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«Lukashenko tendió la mano y ofreció encontrar soluciones para la continuación del trabajo del grupo Wagner de manera legal», dijo Prigozhin, asegurando que el verdadero objetivo de la rebelión era salvar a Wagner, amenazado según él, de desmantelamiento por parte de las autoridades rusas.
La disputa entre el jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, y el mando militar ruso alcanzó tonos violentos el sábado cuando sus fuerzas capturaron un cuartel del ejército en Rostov, sur de Rusia, y luego marcharon al norte para amenazar la capital. Pero horas después de que Prigozhin detuvo la marcha, el Kremlin anunció que se dirigiría a Bielorrusia, y que Rusia no lo acusaría a él ni a miembros de su grupo.
En medio de la jornada dramática, el presidente Vladimir Putin advirtió sobre una guerra civil, y las autoridades de Moscú pidieron a sus habitantes evitar salir a las calles. Ucrania, por su parte, celebró el caos que vivía su enemigo. La marea cambió repentinamente cuando Prigozhin sorprendió con el anuncio de que «nuestras columnas dan media vuelta y volvemos a nuestros campamentos», para evitar derramamiento de sangre en la capital rusa.