Primero es la familia, por Beltrán Vallejo
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El canje realizado entre la tiranía madurista y el gobierno de EEUU es un parteaguas en estos 23 años de lucha contra la autocracia; jamás en la historia republicana de este país se vio algo semejante. Y es obvio que ese canje de prisioneros se hizo entre enemigos; los canjes se hacen entre enemigos que negocian una minitregua para intercambiar presos de los bandos en pugna.
Los sectores democráticos venezolanos han dado su opinión, pero ese es apenas un solo espacio de la sociedad venezolana. Tengo la impresión de que el país en su conjunto no ha valorado cabalmente lo que ha pasado en ese canje de prisioneros.
En el caso de los gringos, yo no he visto hasta ahora por algún medio noticioso que los siete elementos estadounidenses, entre ellos cinco directivos de Citgo, además de un marine retirado acusado de terrorismo, hayan recibido una bienvenida a lo héroe generando manifestaciones de alegría y patriotismo en suelo norteamericano; a excepción, por supuesto, de la satisfacción expresada por sus familiares e íntimos.
Y en caso del patio venezolano, los sobrinos de doña Cilia, procesados en Estados Unidos por narcotráfico, si se quiere han tenido una tímida recepción de regreso a casa; la tía no preparó jolgorios ni ditirambos; creo que ni cohete hubo, algo que parece extraño en la pandilla miraflorina que está habituada en hacer ver que algo obsceno y bochornoso tenga ribetes de heroicidad y de «dignidad nacional»; aquí hasta ahora no se ha presentado ese cambalache. Nadie celebró este canje, ni en EEUU ni en Venezuela; fue un canje bochornoso, penoso, yo diría que hasta pestilente.
Hay enfado tanto en EEUU como en Venezuela. Los republicanos en el Congreso norteamericano están indignados porque no fueron notificados; como tampoco fue notificado Guaidó y el sector opositor con representación en las hasta ahora frustrantes negociaciones en México.
Y todo esto está pasando antes de unas elecciones del congreso gringo a la vuelta de la esquina. En ese sentido, si Biden lo hizo por alguna ganancia con la mira hacia esa elección, pues creo que fue un error; y eso se lo hará saber el votante recalcitrante anti-Maduro y anticubano que se encuentra en Florida, sobre todo.
Ya Biden lleva dos entregas de encarcelados en EEUU por narcotráfico. Igual que los sobrinos de Cilia, también fue canjeado a Rusia un piloto de ese país que estaba detenido por tráfico de drogas. No se aprecia el ámbito político de este tipo de prisioneros: no son espías, no son políticos opositores al imperio norteamericano; Biden simplemente ha devuelto delincuentes.
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Creo que esa parte del país, que hasta ahora sigue presa de la retórica y de los embelecos de Maduro y de su combo, pudiera tener un instante de lucidez y preguntarse capciosamente por qué Maduro no pidió que ese canje se hiciera por Alex Saab, su supuesto funcionario diplomático capturado en Cabo Verde, ya que su arresto le sirvió de excusa para levantarse de la mesa de negociación en México.
Y sigo sugiriéndole a todo el país que le pregunten a Maduro que ¿por qué más bien ese intercambio no se orientó mejor en un petitorio de levantar el denominado bloqueo gringo o exigir a cambio de los estadounidenses de Citgo el levantamiento de las sanciones que según el madurismo es la culpable de todos nuestros males? ¿Qué tienen que ver los sobrinos de Cilia con la confrontación de Maduro con EEUU y con la oposición? ¿Qué tienen que ver los sobrinos de Cilia con el drama venezolano?
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