Producción industrial creció 5,2% en el tercer trimestre, pero alertan riesgos para 2026
El presidente de Conindustria señaló que los sectores más dinámicos han sido alimentos y medicamentos, que mantienen un proceso de recuperación sostenida desde hace cinco años
La producción industrial privada en Venezuela creció un 5,2% durante el tercer trimestre de 2025 en comparación con el mismo período del año anterior, según la Encuesta de Coyuntura Industrial (ECI-III 25) de Conindustria.
Pese al repunte, Tito López, presidente de la organización gremial, advirtió que el sector continúa expuesto a fuertes desequilibrios y que 2026 podría ser un año “con bastantes dificultades” si no se aplican correctivos.
En entrevista con el programa Punto y Seguimos de Radio Fe y Alegría Noticias, explicó que el comportamiento de la industria sigue siendo inestable. El volumen mensual de producción creció 4,3% en julio, cayó -0,3 % en agosto y repuntó a 12,1% en septiembre.
“Para nada es positivo que subas un trimestre, caigas otro y estés prácticamente como un tobogán”, dijo López, señalando que aún hay sectores que no logran recuperarse plenamente.
Los sectores más dinámicos han sido alimentos y medicamentos, que mantienen un proceso de recuperación sostenida desde hace cinco años.
Industria crece 48,9%, pero las dificultades siguen presentes
La actividad industrial alcanzó en el tercer trimestre un nivel 48,9% superior al del mismo período de 2024, una cifra no registrada desde el primer trimestre de 2014. “Pero comparar 2014 con 2025 es hablar de dos países distintos”, apuntó.
López recordó que una década atrás Venezuela contaba con un PIB más robusto, mayor acceso al crédito y una disponibilidad de divisas muy superior. Hoy, en cambio, la industria opera con restricciones severas: la brecha cambiaria impacta a 76% del sector, la inflación y la devaluación afectan a 74%, y la falta de divisas continúa entre los principales obstáculos.
También mencionó otros factores que frenan el desempeño del sector, como la alta carga tributaria, la falta de financiamiento y la baja demanda, asociada a la pérdida del poder adquisitivo. “Si tuviéramos políticas públicas adecuadas en incentivos fiscales y parafiscales, pudiéramos subir esos números a más del 55 o 60%”, aseguró.
Una parte de las empresas ha migrado temporalmente hacia transacciones en USDT y criptomonedas para sortear la escasez de divisas, lo que les ha permitido adquirir materia prima y productos terminados en el exterior.
Además, muchas industrias han invertido en maquinaria e infraestructura con la expectativa de que 2026 pueda ofrecer un mejor desempeño.
Mejoras salariales y falta de crédito
En materia laboral, López informó que el salario promedio entre operarios y personal obrero aumentó de 243 a 260 dólares mensuales en el último trimestre. Sin embargo, enfatizó que la sostenibilidad de mejoras salariales depende de un entorno macroeconómico más favorable, mayor producción y mayor flujo de caja.
Insistió en la necesidad de simplificar trámites para exportar, impulsar incentivos para la formalización —especialmente en pymes, que representan más del 82% del tejido empresarial del país— y aumentar la disponibilidad de crédito.
Actualmente, estimó, el volumen de financiamiento es de apenas 2.920 millones de dólares, cuando debería acercarse a los 13 o 15 millardos para cubrir entre 12 % y 13 % del PIB.
“Todas las vicisitudes que se ven actualmente giran en el entorno macroeconómico”, concluyó López, al advertir que, sin medidas correctivas, los desafíos para 2026 podrían intensificarse.
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