Productos agropecuarios venezolanos presentes en el mundo, por Sergio Arancibia
Comentábamos en artículo anterior que el capítulo 03 del arancel de aduanas – referido a pescados, crustáceos y moluscos – y el capítulo 22- referido a bebidas y líquidos alcohólicos habían aumentado sus exportaciones en forma sustantiva en el transcurso de los años que van el 2013 al 2017. Pero hay otros capítulos que también lo han hecho y que merecen destacarse.
El capítulo 18 – cacao y sus preparaciones – pasó de 6.3 millones de dólares en el año 2013, a 31 millones de dólares exportados en el año 2017. Se trata, indudablemente de un salto adelante importante, que involucra aumentos de cantidad y de calidad en los procesos específicamente agrícolas y, también, en los procesos posteriores de manufacturación y de comercialización, en un mercado internacional muy competido. En este bloque se ubica el envío de cacao en grano, a países como Alemania, Estados Unidos, Japón o Países Bajos, y el envío de chocolate a Estados Unidos, Chile, Japón y Ecuador.
En lo que respecta al capítulo 16 – preparaciones de carne, pescados y crustáceos- el avance fue de 11 mil dólares en 2013, una cifra relativamente modesta, a 34 millones de dólares en el año 2017. Aquí los productos estrella son los preparados de crustáceos, moluscos e invertebrados acuáticos, cuyos destinos son básicamente Estados Unidos y Corea del Sur.
En materia de semillas y frutas oleaginosas – capítulo 12 del arancel – se pasó de 3.5 millones de dólares en el año 2013, a 23.4 millones de dólares en el año 2017. Las habas de soya y las semillas de girasol, enviadas a México, Colombia y Alemania, son los productos que más destacan en esta agrupación.
También merece mencionarse el capítulo 08, de las frutas comestibles, que exportó bienes por 2.2 millones de dólares en el año 2013 e incremento esa cifra a 4.9 millones de dólares en el año 2017. Las frutas tropicales presentes en este capítulo, tales como piñas, plátanos, aguacates, guayabas, mangos, melones y fresas, enviadas todas fundamentalmente al complicado mercado europeo, son las que caracterizan estas exportaciones.
Todos estos exitosos esfuerzos exportadores muestran que la agricultura venezolana tiene en su seno núcleos importantes de empresas – que pueden indudablemente multiplicarse – que tienen competitividad internacional y que, en todo caso, expanden hacia sus proveedores y hacia sus compradores los requisitos de calidad que el mercado internacional contemporáneo exige hoy en día a los productos agropecuarios que circulan por el mismo.