Propaganda y corrupción cucuteña, por Tony Rivera Chávez
El problema de la corrupción, enraizado en la sociedad venezolana y por ende en el venezolano, trasciende los límites de lo racional cuando se transforma en “arma Política” para desprestigiar al opositor cosa que ocurre desde la manipulación de un centro de poder totalitario y con el objetivo de consolidar un sistema de propaganda hegemónica lo que se traduce no en corrección y simple condena a lo irregular administrativo sino que “vuela» hacia lo fantástico para una recreación malvada haciendo del tema una exoneración de su propia Organización Delictiva operando impunemente en torno a los recursos materiales y financieros del Estado.
Observamos como el problema del suministro de Energía Eléctrica fue sacado de su contexto de robos y corruptelas con un cuento de cuartel anti-Imperialista donde los burochorocratas pasaron a ser algo así como “héroes de la resistencia“ cibernética dados los ataques del imperio contra la revolución. El resultado ha sido más gastos, más impunidad y más farsa ante la necesaria racionalidad de los hechos y la solución de los mismos.
Cuando un burócrata de poco prestigio y credibilidad, para hacerse portador de un mensaje anti-corrupción se presenta como mensajero-acusador de las depravaciones de la oposición no solo ya de por si le da un carácter cínico e hipócrita cuando desde este régimen déspota y mentiroso que el político defiende se han cometido los más diversos delitos contra la cosa pública en perjuicio de la ciudadanía deja claro que se busca generalizar con estos discursos lo de que todos somos corruptos en forma muy sutil y desde la cueva del canalla.
Así se establece una “racionalidad social “que busca justificar en forma encubierta la corrupción ya que esta es común y corriente aún en las mejores familias. En esta forma lejos de castigar a los delincuentes se busca insertar en la opinión pública a los mismos como “hombres normales “porque lo común es robar
Esa es la dinámica, la dialéctica para disfrazar al «humus corruptus» es una especie inofensiva y así solo se le condena de acuerdo a la posición política y sobre todo en su relación y respeto hacia los miembros del régimen que como todo el mundo sabe no están en el poder para la mejor distribución del ingreso nacional sino para sus propios intereses lo cual no es difícil auditar cuando a la vista está el plus producto logrado por cada uno de ellos.
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La propia existencia de estos personajes de la burocracia en funciones de propagandistas deja claro que la corrupción ¡vive! buenos momentos con solo observarlos como obesos y rodeados de bienes y comodidades mientras desde la puerta de cualquier lugar de asistencia masiva se observa una población macilenta, flaca y angustiada como obra de estos “honestos” hijos de Satanás.
En definitiva, parece que la «trama boba» de la corrupción cucuteña tiene no solo el objetivo de hacernos pecadores a todos, sino que además apunta a «rebajar» moralmente al señor Guaidó quien en todas las encuestas es bien valorado por la ciudadanía y así matar dos pájaros de un tiro. Defender su sistema de corrupción militante y echarle un poco de sus «porquerías» al líder opositor.
Pura farsa burochorocratica que no los salvara de ser condenados a corto plazo.