Puñalada a la paz, por Teodoro Petkoff
La situación en Colombia ha experimentado un brusco empeoramiento. El asesinato cobarde, incomprensible, que las FARC jamás podrán justificar, de la ex ministra Consuelo Araújo Noguera y el saboteo de la visita pacífica del candidato liberal Horacio Serpa a la zona de despeje (lo cual confirmaría la percepción de que las FARC consideran esa zona como territorio conquistado) podrían marcar un momento de inflexión en el desarrollo del conflicto colombiano. A estas alturas habría que preguntarse si las FARC han participado del proceso de paz con real intención de avanzar hacia ella o simplemente toda su actitud ha sido una engañifa. ¿Qué se puede buscar con esto, que obviamente constituye una provocación? Puesto que este conflicto nos toca de muy cerca y puesto que nos interesa profundamente la paz en Colombia, la mejor contribución que se puede hacer desde este lado a que las cosas allá puedan encaminarse hacia una salida, es expresar la más enérgica condena y repudio a unas actuaciones que podrían haber propinado una puñalada mortal al esfuerzo que tan trabajosamente se ha venido adelantando en la hermana república, dicho sea el lugar común en todo su exacto y estricto significado