Puntos cardinales, por Simón García
Twitter: @garciasim
La situación de las primarias se complica. Una descripción del enredo podría sintetizarse con la conocida fórmula: los cuatro puntos cardinales son tres, norte y sur.
Desaprovechamos oportunidades de unir, nos negamos a salir de la burbuja. Menciono la reducción de los puntos cardinales para reconocer la desorientación actual e indicar que estas reflexiones no tienen la pretensión de fijar verdades.
Observo señales que me llevan a los siguientes nortes:
- No tengo candidato. Es muy temprano. Ni siquiera hay certeza sobre la inscripción de todos los actuales precandidatos y precandidatas.
- Realizar la primaria es un avance porque reduce la dispersión del voto de la oposición, aunque lamentablemente no incluya a todas sus ramas. Ayudo a que tengan el mejor resultado en participación y seleccionar un candidato, no para competir con Maduro sino para ganar.
- El cambio es posible si la persona electa experimenta inmediatamente un salto en la preferencia de los electores; una expansión de los apoyos, un respaldo a su política de transición y una alianza amplia para recomponer el país mediante cambio y convivencia. Pero, puede o no ser así.
- El deseo de los venezolanos es vivir y convivir mejor. Avivar guerras internas y conflictos irreductibles va en una dirección contraria a ese querer mayoritario.
- Regla de oro: candidatos y votantes que participen en la primaria adquieren la obligación de apoyar a quien la gane.
- Este acatamiento no puede ser imperativo para ciudadanos, partidos, movimientos independientes o dirigentes sociales que no participen en la primaria. Ninguna alianza de partidos puede imponerle al país los resultados de un evento que sólo movilice a quienes se identifiquen con ella.
- Recuperar la confianza en el voto exige detener la polarización, sustituir el conflicto por propuestas y movilizar acuerdos entre actores que puedan mejorar la vida de la gente. La formula de eficacia es más diálogo, más inclusión y menos descalificación de los otros.
- Se necesita un candidato que encarne una propuesta de transición. No hay salidas fulminantes y de simple vuelta de la tortilla. Un candidato que le devuelva a Venezuela solidaridad, esperanza, alegría y bienestar.
- Sería excelente que el ganador de la primaria sea ese candidato y es lo más probable si todo concluye bien. Pero si no es así, hay que estar abiertos a considerar una opción diferente.
- El gobierno nos quiere divididos, Venezuela nos necesita unidos.
- La democracia es superior a la autocracia que tenemos. Las posiciones extremistas, en el fondo autoritarias. toman cuerpo ante la ausencia de una acción y un discurso propositivo más atractivo.El reciente auge del extremismo opositor es una manifestación residual de la estrategia que fracasó en los últimos años. Un fuego artificial porque la mayoría del país no acompaña la conflictividad, las supremacías personalistas, la negación arrogante del dialogo y la falsa coherencia de las posturas extremistas. Las tendencias moderadas en la oposición va a reabsorber y asimilar a sus expresiones extremistas. Pero al extremismo que hay que doblegar, con persuasión y presión, es al de los sectores oficialistas que se resisten a abandonar sus privilegios y bloquean el camino hacia una transición.
- El país quiere alternativas ante la gastada división entre partidarios del gobierno y de la oposición. Dos solemnes minorías.
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No es ilusión suponer que en medio de este proceso los políticos opositores sientan la urgencia de ofrecerle al país el Gesto Lagos: acordarse para presentarle al país un nombre, distinto al de ellos, que trascienda las rivalidades actuales y abra un horizonte de entendimiento entre todos los venezolanos. Aunque sea por seis años.
Simón García es analista político. Cofundador del MAS.
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