¡Qué carajazo!, por Jesús Elorza

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La designación de María Corina Machado como ganadora del Premio Nobel de la Paz 2025 sin lugar a dudas, está relacionada con el perfil de líderes que luchan por los derechos humanos, la democracia y la resistencia pacífica frente a regímenes autoritarios. Su reconocimiento, se basaría en su papel como líder de la oposición en Venezuela, su persistencia en la defensa de los derechos civiles y políticos, y su llamado constante a una transición democrática y pacífica en un contexto de represión y crisis humanitaria compleja. Este reconocimiento, subraya la relevancia de su lucha por la democracia, los derechos humanos y la resistencia pacífica en el contexto de la crisis política y humanitaria que vive Venezuela.
Si bien el Premio Nobel de la Paz es altamente político, el Comité Noruego es conocido por premiar a figuras que enfrentan desafíos geopolíticos a gran escala. Reconocer a Machado representa una fuerte señal de apoyo internacional a la causa democrática venezolana.
El galardón a un líder de la oposición venezolana es un poderoso mensaje internacional que:
- Valida la lucha democrática:Reconoce la persistencia de la sociedad civil y los líderes opositores en la búsqueda de una transición pacífica y el restablecimiento de las libertades democráticas.
- Aumenta la presión internacional:Coloca la crisis de Venezuela nuevamente en el foco global, incrementando la presión sobre el gobierno en temas de derechos humanos y procesos electorales.
- Reconoce la resistencia pacífica:Honra el método de resistencia civil y política frente a un régimen autoritario, siguiendo la tradición del Nobel de premiar a aquellos que promueven la paz a través de medios no violentos.
Los fanáticos del béisbol, en sus conversaciones sobre la temporada 2025-2026 que está a punto de iniciarse, comentaban con sobrada razón que, María Corina con ese premio la sacó de jonrón; mientras que Donald Trump se quedó con la carabina al hombro, o sea, lo poncharon sin batear.
Este escenario hipotético y simbólico, planteado por los aficionados al béisbol en sus conversaciones, tiene un significado profundo en la política internacional debido a que:
El Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado representa un «jonrón» (un triunfo absoluto e innegable) para la causa democrática venezolana.
- Impacto global: El Nobel es el máximo reconocimiento moral. Le otorga a Machado una inmunidad simbólica y un mega-altavoz global para denunciar la crisis en Venezuela y exigir una transición, legitimando su figura a nivel mundial de una manera que ningún cargo político interno podría igualar.
- Contraste moral: El premio valida la resistencia civil y pacífica como un camino legítimo para el cambio, un valor que se opone directamente a las tácticas autoritarias o las retóricas de confrontación armada. Como dijo Edmundo González Urrutia «es un carajazo» contra el régimen usurpador.
- Golpe estratégico: Al recibir el premio, Machado logra un triunfo en el campo de la moral y la dignidad, que es donde la oposición tiene su mayor fuerza, superando las barreras de inhabilitación y represión política.
Por el contrario, a frase «quedarse con la carabina al hombro» se aplica a Donald Trump como una forma de señalar su inacción o parálisis ante un evento moral de esta magnitud, o su derrota en la guerra ideológica.
- Inacción en la guerra cultural: Trump enfoca su narrativa en las «guerras culturales» internas y en su promesa de un Estado con mayor injerencia religiosa. Sin embargo, al centrarse en esta agenda divisiva, se queda «sin batear» en el juego geopolítico de los derechos humanos y la democracia, que es el juego que estaba jugando el Comité Nobel.
- Derrota simbólica: El Nobel a Machado es un premio a los valores de la democracia liberal, la laicidad y la libertad individual, que son principios a menudo percibidos como amenazados por la retórica conservadora y nacionalista de Trump. Al no poder contrarrestar o participar efectivamente en este evento de moralidad global, queda en una posición pasiva y de observador.
En resumen, el contraste simbólico es entre quien actúa y triunfa en el campo de los grandes valores y quien se queda paralizado por su propia agenda interna y la falta de acción oportuna.
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