¿Qué hacer?, por José Rafael Hernández
Twitter: @jrhernandez381
Terminamos el año. Muchos han hecho esfuerzos por reconstruir la credibilidad en la gente. La mayoría, no quiere responder a ninguna orientación.
Muchos esfuerzos…
Comedores populares; gente buscando medicinas para aquellos que no pueden adquirirlas; organizaciones de reciclaje; sembrar árboles; derechos para los homosexuales; hospedaje para familiares de niños que tienen que venir a Caracas; sitios para completar las tareas de los muchachos. Muchos, muchísimos esfuerzos. Casi todos sin conexión con otros.
La memoria, nos lleva a veinte años atrás: millones de personas reclamando cosas, todos juntos, todos en pocos gritos. Calles haciendo esfuerzos para cambiar situaciones.
Entonces, empezaron los errores de quiénes conducían el proceso.
Nunca hubo una autocrítica de ellos, ni de nosotros. Los perfectos.
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Comenzó un proceso múltiple, millones de marchistas comenzaron a irse del país. Muchos que se quedaron no se movieron a ninguna nueva orientación. Pero otros, mientras tanto, comenzaron a ocuparse de problemas concretos, alimentación, ambiente, justicia, educación, salud, entre otras cosas. Miles de pequeños esfuerzos.
Mientras tanto, un país que parecía llamado a esfuerzos de primer mundo, comienza a estar de último o casi, en todas las estadísticas de alimentación, ambiente, justicia, educación, salud, entre otros listados, en los últimos lugares. Un pobre país, sin gestión, sin producción petrolera, sin industrias, sin gasolina, sin gas para las cocinas, sin cemento, sin…, es decir, un país que el «no hay», existe desde hace años.
Este artículo quiere hacer un homenaje a, esas miles, de organizaciones que asumen –por ahora aisladas– los huecos que deja un Estado que sólo se ocupa de sí mismo y su permanencia en un país decadente.
Esperamos que todas estas organizaciones permanezcan en el tiempo.
También esperamos que, en cualquier momento, las marchas a favor de mejores condiciones locales, regionales o nacionales, se reanuden, procurando –como siempre– un mejor país, un futuro para todos, una esperanza que compartamos como venezolanos. ¡Feliz futuro para todos! Nos lo mereceremos…
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