¿Qué me cuentas?, Marisa Iturriza
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Hace horas, que digo horas, días que la computadora está como rara. De repente se apaga sola y al rato vuelve, o la pantalla se le pone negra y no vuelve, agregado a los “bajones” de la electricidad o al apagón tradicional o administración de carga según la neolengua que me “inspira” a improvisar desordenadamente estas líneas, porque las de verdad, que prudentemente “guardé”, desaparecieron tan misteriosamente como la gasolina con la que antes podías llenar el tanque de tu carro libremente, como a veces ahora tras horas de cola si tienes suerte de que no se acabe.
Eso es uno de los acontecimientos usuales, pero localmente se produjeron noticias dignas de atención, por ejemplo la sentencia de la juez que absolvió al militar que tras la reja del aeropuerto (según fotos) apunta al desarmado joven que protesta en la autopista colindante durante una manifestación. O la del funcionario que indica como matar sin inconvenientes legales.
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La memoria a veces no se puede contener y trae a colación un cuento de Jorge Luis Borges que más o menos refiere que un grupo de amigos es invitado a una estancia en las afueras. Entre diversos entretenimientos y curiosidades, a uno de ellos le llama la atención el cuchillo que, un poco fuera de lugar, está en una vitrina y lo saca de ahí. Mas tarde, entre charla y tragos se generan fuertes discusiones y el cuchillo termina clavado en alguien.
Lo que no sabían es que ya antes ese cuchillo había matado y lo que hizo fue lo que sabía hacer: Matar; tal como el fusil que fue el que le disparó al manifestante de la foto.
La vecina dice que esta vez la esporádica bolsa del CLAP vino como para jugar a la casita: 1 bolsita con 250 grs. de leche en polvo, 1 minibotella con 180 grs. de salsa de tomate, 1 latita cilíndrica con 170 grs. de sardina ataditos, más seis (6) bolsas de pasta corta solamente, 4 de arroz y 4 de harina de maíz amarillo hasta quien sabe cuantas semanas (nunca menos de 6) y ¡Oh! Sorpresa, de producción nacional. Todo escogido por otros que te liberan de andar escogiendo nada.
Con octubre llegó el nuevo cono monetario ¡Nuestro bolívar tan aporreado el pobre! Por respeto a la moneda no debía de ponérsele apellido para no tener que decir, por ejemplo, eso no vale ni un González y que encima tenga sobrenombres, que si fuerte; ay no, más bien soberano. No. Digital hasta nuevo aviso.
¡Feliz fin de semana!
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