¿Qué pasó en La Haya?, por Beltrán Vallejo
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“Existe una base razonable”. Esta fue en resumidas la información que la fiscal general de la Corte Penal Internacional, Fatou Bensouda, le aportó a un —me imagino— contrariado Tarek William Saab, que se encontraba en La Haya en compañía del que denominan “Defensor del Pueblo”.
La señora Bensouda formuló que existe “base razonable” para abrir una investigación sobre crímenes que son competencia de ese organismo internacional. Esta perspectiva no tiene antecedentes históricos en nuestra atribulada Venezuela, pues se trata de que los denunciados son Nicolás Maduro y parte de su combo.
¿Qué escenario se está abriendo con esto? En verdad, no tengo algo de certeza. Lo que sí es llamativo es que el Tarek William, de repente, se acordó de que alguna vez fue activista en materia de defensa de los derechos humanos y se tomó en serio eso de que es Fiscal General de la República y, al llegar de Europa, a raíz de unas denuncias contra la tenebrosa FAES, expresó lo siguiente: “Yo no sé qué es lo que pasa con las FAES. No puede ser que hoy recibamos dos denuncias de secuestros. Una por un productor agropecuario en Zulia”. ¿Será que tuvo algún efecto en él lo que le dijo la fiscal general de la Corte Penal Internacional?
¿Qué denuncias pesan sobre Maduro y algunos de sus cómplices? El proceso investigativo en relación con Venezuela tiene que ver con crímenes de lesa humanidad y se trata de procesos que establecen y castigan la responsabilidad individual.
Lo cierto es que después de un par de años de engavetamiento de denuncias graves sobre Maduro y su cúpula en aquel tribunal, por fin esta señora formula el criterio que rige la decisión de iniciar una investigación que pudiera llevar a Nicolás a la silla de los acusados, presumiblemente por crímenes cometidos en la represión de las protestas del agitado año 2017 y otras atrocidades cometidas en el 2018.
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En relación con esta situación hay varias ironías en el ambiente, comenzando porque quien pudiera acusar a Maduro ha sido objeto de sanciones por los EEUU. Por cierto, esa potencia cuestiona al propio tribunal y no quiere ponerse a derecho para responder sobre crímenes que su tropa ha cometido con sus guerras en Afganistán e Irak; es decir, Maduro y su combo no pueden decir que esa señora y el tal tribunal son agentes del “imperialismo yanqui”. Además, sobre la señora Fatou Bensouda pesa la ironía de que en Gambia fue ministra de Justicia de un dictador llamado Yahya Jammeh, incurso en sistemáticas violaciones de los derechos humanos de aquel pueblo. Así que ni yo mismo entiendo cómo esta señora, con este específico antecedente, es el brazo acusador en un tribunal creado precisamente para castigar a los que dirigen regímenes que violan derechos humanos.
¿Esto en verdad será útil para el proceso de lucha democrática en nuestro país cuyo objetivo primordial es que Maduro deje el poder? ¿Con la apertura de este proceso de investigación se está facilitando la resolución política de este conflicto tan prolongado entre un pueblo sufrido y una neodictadura? ¿Se detendrán las atrocidades del régimen madurista?
Por una parte, por lo que dijo Tarek sobre el FAES, pareciera un buen indicio que ayudaría a responder la última interrogante; pero la reciente detención del dirigente sindical petrolero Eudis Girot, en Anzoátegui, nos perfila que ese proceso no detendrá la cotidianidad de atropellos contra los derechos humanos a los que nos tiene acostumbrados el régimen madurista.
Sin embargo, está comenzando esta película. Ojalá que no fuese el inicio de un terrorífico film.
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