¿Qué tal un debate?, por Teodoro Petkoff
A Chacumbele le ha dado últimamente por hablar de economía y se ha permitido aludir, sin nombrar, por cierto, a este editorialista a propósito de la inflación durante el gobierno de Caldera, comparándola con la habida durante su reinado. Vamos a ver los números. En 1994, cuando Caldera asumió la presidencia, la inflación alcanzó 70,8%. Fue el año de la crisis bancaria. En 1995 bajó a 50,6%, cifra todavía brutal. Fue a comienzos de 1996 cuando se puso en práctica un programa económico, la Agenda Venezuela, que poseía un fuerte sesgo antiinflacionario. La inflación ese año alcanzó el nivel monstruoso de 103,2%. ¿Por qué no hubo reacciones populares? Porque el gobierno alertó por todos los medios, que dadas las medidas que inevitablemente debía tomar para hacer frente a la crisis, esa iba a ser la inflación de ese año. No se engañó al país, ni se doró la píldora. La crisis bancaria había dejado un hueco de 13% respecto del PIB, en las finanzas públicas, cuya potencia inflacionaria era imposible minimizar y la situación exigía medidas duras e impopulares, pero necesarias si se quería superar el desastre. Con toda claridad se advirtió que la supresión del control de cambio forzosamente produciría un salto enorme en la tasa de cambio y con este en la inflación, y que el alza en el precio de la gasolina también se reflejaría en los precios.
De igual forma fue preciso producir un recorte significativo en el gasto público, severamente afectado por la caída en el ingreso petrolero. Al país se le dijo la verdad, en una infinita cantidad de reuniones con todos los sectores sindicales y empresariales. Ese ajuste tan duro no produjo ni una gota de sangre. Una frase feliz resumió la política puesta en práctica: «Estamos mal, pero vamos bien». No se mintió: la situación económica era malísima, pero se estaba haciendo lo correcto: íbamos bien, entonces. ¿Cuál fue el resultado? En 1997, la inflación cayó a 37,6%, dos tercios menos que el año anterior. En 1998, siguió bajando: 29,9% y en 1999 terminó en 20%.
Recuérdese que en esos dos años los precios petroleros se hundieron a menos de 10 dólares. Sin embargo, al país lo salvó la Agenda Venezuela. En 1999, la ministra de Hacienda de Chávez fue Maritza Izaguirre, la misma de Caldera. Chávez nos había solicitado ese favor y fue complacido, para poder dar continuidad a la exitosa política que venía en curso. Todavía en 2001, aunque ya Maritza no era ministra, la política se mantuvo y la inflación cayó a 12,3%. De ahí en adelante la historia ya fue otra y la inflación recuperó su ritmo ascendente.
Si Chacumbele supiese discutir sin insultar, quizás valdría la pena que abramos un debate sobre la política económica de aquellos años y la actual. No sé si aceptaría, porque ya en su autismo no tolera sino la adulancia y rehúye todo debate con quien piense distinto, sin embargo, por si acaso, le reitero la proposición.