Quién es Josep Borrell, el canciller español que le sonríe a Jorge Arreaza
El Ministro de Asuntos Exteriores español, nombrado en junio con la llegada de Pedro Sánchez y el PSOE al poder, tiene larga carrera política. Estuvo relacionado con Felipe González, pero luego se acercó a Rodríguez Zapatero
España “no va a abanderar la línea dura de las sanciones cada vez que haya un problema en Latinoamerica”. La frase demuestra el cambio de postura del gobierno español en el caso venezolano, pues fue dicha por su nuevo canciller, Josep Borrell, a propósito de una reunión con su homólogo venezolano Jorge Arreaza y antes de un encuentro entre representantes de la Unión Europea y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
A Arreaza, Borrel le transmitió “la profunda preocupación de la UE por la situación” de Venezuela y la voluntad de Madrid de “contribuir activamente a que se generen las condiciones para una salida democrática, pacífica y negociada”.
Horas antes de esa declaración, el titular de Exteriores ibérico esbozaba ante la prensa las líneas maestras del viraje de la posición española: “No querríamos repetir lo que pasó con Cuba, que abanderamos la línea dura y cuando llegó el deshielo lo lideró [el entonces presidente francés, François] Hollande», dijo en una rueda de prensa posterior al Consejo de Exteriores, en relación al papel protagonista del ex jefe de Estado galo a la hora de rediseñar la nueva relación entre Bruselas y La Habana una vez derogada la posición común, que impulsó España en 1996.
La posición del nuevo gobierno español, que lidera el socialista Pedro Sánchez, pareciera entonces acercarse más a las acciones del expresidente de ese país José Luis Rodríguez Zapatero de priorizar el diálogo sobre los castigos; en el caso del de Valladolid asumiendo incluso cierta retórica oficialista defendida por el gobierno de Maduro.
De hecho, el pasado 29 de mayo, cuando Unión Europea anunció un nuevo paquete de sanciones a funcionarios de Maduro, Rodríguez Zapatero aseguró que tales medidas constituyen «un recurso fácil pero (que) no construye la paz». Afirmó entonces que «las sanciones no ayudan» a construir «diálogo, paciencia, escucha».
En contraste, Felipe González dijo también en mayo: «Creo es que hay que bloquear las cuentas de todos los que han robado».
No obstante, el propio Borrell había dicho el 4 de julio que su Gobierno aprovechará toda oportunidad para alentar el diálogo entre fuerzas políticas en Venezuela, y pidió que no se interpreten sus palabras como «un cambio radical» en la política hacia este país.
En una comparecencia ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso para presentar las prioridades de su departamento, develó que dio instrucciones para que España se sume al Grupo de Lima en su apoyo a las resoluciones de la ONU sobre Venezuela. Reconoció allí que apoyar las sanciones no ha sido «algo pacífico», porque «hay distintas opiniones sobre su eficacia», dependiendo de cómo se apliquen y a quién. «Nuestra posición es la que es, la que ha sido, pero eso no quita para que yo tenga la responsabilidad política y ética de analizar el impacto que estas sanciones tienen sobre los acontecimientos de Venezuela», lo cita la agencia Europa Press.
También insistió en que pese su Gobierno quiere «poner énfasis en el diálogo» no está comprometido por la actividad del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, cuya posición es «estrictamente personal». Aun así, elogió las gesitones de Zapatero pues «ha conseguido la liberación de muchos presos políticos» y reiteró que «la posición del Gobierno español no es la de sus antiguos presidentes del Gobierno, sino la de este gobierno y este presidente».
La exposición completa la puede ver en el minuto 1:48:30 del siguiente video:
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Larga trayectoria
Curiosamente, la vida política de Josep Borrell ha estado más cerca del expresidente español Felipe González que del propio Zapatero. Nacido en Cataluña, este Ingeniero aeronáutico de la Universidad Politécnica de Madrid se incorporó al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1975 y comenzó a hacer vida política en la capital del reino.
En 1982 asume la Secretaría de Estado de Presupuesto y Gasto Público del Ministerio de Economía y Hacienda, durante el primer gobierno de Felipe González que acababa de comenzar. Dos años más tarde, pasó a ocupar la Secretaría de Estado de Hacienda hasta 1991 cuando fue nombrado Ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente. Ocupó esa cartera hasta 1996, durante el tercero y cuarto mandato de Felipe González.
Luego pasó a la oposición, junto con su partido, cuando José María Aznar es electo para dirigir a España. En 1998, Borrell ganó las elecciones primarias de la tolda socialista para ser candidato a la Presidencia del Gobierno en el año 2000, venciendo al abanderado del «aparato del partido», Joaquín Almunia, entonces secretario general del PSOE y quien agrupaba las simpatías incluso de Felipe González.
Pero en 1999 tuvo que claudicar en favor de Almunia, al verse salpicado por un escándalo por fraude fiscal protagonizado por estrechos colaboradores suyos mientras fue Secretario de Estado de Hacienda. Borrell no fue acusado ni se le hayó relación con los hechos de corrupción pero su ascenso en política se vio traumado.
Entonces ya era el año 2000, y el Partido Popular (PP) de Aznar repitió la mayoría y el PSOE entró en un proceso de transformación que puso a la cabeza de la organización a Rodríguez Zapatero, quien cuatro años más tarde logró los votos suficientes para asumir como Presidente del Gobierno en abril de 2004.
Apenas dos meses después hubo elecciones europeas. Josep Borrell fue cabeza de lista del PSOE para esas votaciones en las que su partido obtuvo el mayor número de eurodiputados. Al año siguiente, el catalán asumió la Presidencia del Parlamento Europeo en julio de 2004, producto de un pacto entre el Partido Socialista Europeo y el Partido Popular Europeo. Estuvo en el cargo hasta 2007.
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La puerta giró
Su nombre entonces se volvió a alejar de las arenas políticas y pasó a contarse como uno de los políticos de la llamada «puerta giratoria», como se conoce en España que un alto cargo público salte del sector público al privado y directamente a cargos de dirección. Borrell se convirtió en Miembro del Consejo de Administración de Abengoa, na una empresa multinacional española especializada en los sectores de la energía y el medioambiente, desde 2010.
La empresa fue investigada judicialmente por administración desleal y falseamiento de cuentas, aunque Borrell fue exluido de tales averiguaciones, así como sus compañeros en el consejo de administración de la corporación, luego de ser querellados por su ejercicio 2015.
En 2017, y apropósito de las «puertas giratorias», dijo que «hay muchísima demagogia al respecto, yo no tengo ningún complejo de culpabilidad, tengo una formación académica y técnica en el mundo energético que me hace perfectamente cualificado para los puestos que he ocupado.
Y llegados a 2018, su nombramiento por parte de Pedro Sánchez como nuevo Ministro de Asuntos Exteriores causó el rechazo de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que apoyó la moción de censura a Mariano Rajoy que regresó al PSOE al poder. Se le criticó su postura en el conflicto independentista catalán cuando afirmó que en esa comunidad «hay que cerrar las heridas, pero antes hay que desinfectarlas».