Quien gana conduce, quien pierde acompaña, por Gonzalo González

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Los comicios convocados, para el 25 de mayo, se dan en un contexto político nada favorable a que los mismos sean justos, libres y verificables. En condiciones peores que las ya difíciles del 28 de julio pasado. Sin que el CNE –gestionado por los mismos– haya presentado pruebas de que los resultados «oficiales» puedan ser contratados con una data creíble.
Además, y eso es lo trascendental, el régimen ha escalado en su deriva autoritaria convirtiéndose en una dictadura pura y dura con las consecuencias del caso. A lo que se suman otras irregularidades cometidas en la preparación del proceso del 25/5, que solidifican la convicción de una mayoría significativa de la ciudadanía de no concurrir a los centros de votación. La sociedad se considera estafada por el fraude y los mismos que lo cometieron pretenden que les renueven la confianza.
Hay un hecho relevante de cara al 25m (que favorece de entrada al oficialismo) y es que en el bloque que apoyó la candidatura ganadora de Edmundo González se ha producido una división entre quienes propician la no concurrencia a los centros de votación y otro sector que convoca a votar y postula candidatos.
La diferencia fundamental entre ambos sectores descansa en la política propuesta para encarar la nueva situación generada por el autogolpe y el fraude.
Unos sostienen que lo procedente de acuerdo a las características del régimen y su ausencia de legitimidad es una política de resistencia para debilitarlo y complicarle la gobernabilidad e imponerles negociar una transición que respete el resultado del 28/7. Los otros plantean que lo sensato y procedente es jugar con las reglas del sistema y cohabitar para desbloquear obstáculos y estimular la progresión del régimen hacia una apertura negociada.
El boicot electoral es impulsado por las dos figuras más relevante y de mayor capacidad de representación del deseo de cambio de la sociedad: Edmundo González (el candidato ganador de las presidenciales pasadas) y María Corina Machado (la ganadora de las primarias de la oposición democrática del 22 de octubre pasado y otros actores políticos.
Sus argumentos son: Con el fraude del 28/7 el régimen clausuró la vía electoral para el cambio. Los comicios convocados forman parte de la operación política destinada a fortalecer la pretensión de que el país ha pasado la página en relación al fraude; de que en el país hay un ambiente de normalidad.
Las condiciones electorales son peores que las del proceso comicial anterior y no garantizan un proceso libre, justo y verificable.
El hecho de que los mismos que avalaron el fraude sean quienes convocan y gestionan el proceso del 25 de mayo es un agravante de la ausencia de las condiciones ya mencionadas. La previsible ausencia mayoritaria de la ciudadanía de los centros de votación no será un acto de indiferencia ni de conformismo, sino un contundente acto de protesta contra el régimen y la perversión y desnaturalización del voto como instrumento de la voluntad popular. Votar el 25m es enviar una señal equivoca y favorable al régimen hacia la comunidad internacional.
Convocan a votar un grupo de dirigentes políticos y empresariales encabezados por Manuel Rosales, Henrique Capriles, Ricardo Cusano y otros. Sus razones son: Defender el voto como instrumento, hay que votar aun en las peores condiciones. Abstenerse es renunciar a incidir en política, es no hacer nada, es dejarle todo al oficialismo. Conservar y adquirir espacios institucionales de poder y gobierno desde los cuales servir a la sociedad. La presencia en las instituciones del Estado permite abrir canales de comunicación para rebajar la polarización y presionar por políticas públicas favorables. Construir ambientes y espacios para el diálogo y la negociación.
La cohabitación puede estimular a los sectores aperturistas del régimen en función de un avance hacía la superación del autoritarismo. Proteger y preservar a la oposición democrática del acoso y la represión –esto último no lo he leído ni escuchado de ningún vocero de este sector, pero lo intuyo de ciertas actitudes–.
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En cuanto al resultado de los comicios, pareciera que todo se orienta hacía una ausencia notoria de la ciudadanía de los centros de votación, ausencia cercana a los dos tercios del REP. A una victoria del régimen en votos totales nacionales y a la obtención de la mayoría larga de los cargos a elegir. Sin embargo, no pueden descartarse sorpresas de la confluencia del enorme rechazo al régimen y su creciente déficit de capacidad de movilización con motivaciones particulares y localizadas.
Si el resultado es claro a favor de una de las dos líneas políticas confrontadas en el seno de la oposición democrática, conviene que se materialice el escenario de que «Quien gana conduce, quien pierde acompaña». Eso sería lo conducente en aras de reconstruir la unidad.
Gonzalo González es politólogo. Fue diputado al Congreso Nacional.
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