¿Quién ganará la Guerra de Ucrania?, por Jorge Alejandro Rodríguez M.
Twitter: @madrugonazo
No habrá ganadores, sólo perdedores, cuando haya cesado el tronar de los cañones y se disipe el humo de las explosiones.
Ya Putin ha lanzado bombas sobre Kiev, tomado aeropuertos y centrales nucleares. Pero aun así, no habrá ganador en esta guerra.
Putin ha cruzado el Rubicón. El 21 de febrero emitió un decreto que reconoce las repúblicas populares separatistas de Donetsk y Lugansk (DNR y LNR) en el este de Ucrania y entre el 24 y 25 de febrero ha dado inicio a un ataque envolvente sobre toda Ucrania.
La cámara baja del parlamento ruso de inmediato ratificó sendos acuerdo de cooperación y ayuda con ambos estados al día siguiente, sin votos en contra y con pleno total de votación. Valga decir, sin ninguna abstención.
Las tropas de Putin ya han establecido su vivac en Donbás y una columna infinita de tanques, soldados y piezas de artillería del ejército invasor avanza hacia la capital. Ya no es asunto que las autoridades de Kiev se enfrenten a milicias o grupos simpatizantes de Moscú, se trata de la primera guerra europea del siglo XXI.
¿Consecuencias? La primera es que con las acciones rusas se da por concluido lo que Europa occidental había labrado en los últimos ocho años respecto a Ucrania. El denominado Protocolo de Minsk II, suscrito por Rusia, Ucrania, Alemania y Francia, queda como una pieza de museo.
Este documento establece que el restablecimiento de los estados de la DNR y la LNR en Ucrania se llevaría a cabo luego de las enmiendas constitucionales que les habrían de otorgar una prerrogativas singulares. Algunas disposiciones del documento permiten, como en efecto sucedió, a Rusia restaurar parcialmente su influencia perdida en la política interna ucraniana y levantar algunas de las sanciones que en el momento le eran aplicadas por occidente. Ucrania, por su parte, recuperaba el control del territorio.
Visto a la distancia que da el tiempo, Minsk II quizá nació para el fracaso y nunca tuvo una posibilidad real de lograr los objetivos declarados, ya que la interpretación que Moscú y Kiev dieron al documento y a la secuencia en la cual se llevarían adelante las actuaciones y deberes de cada parte eran totalmente incompatibles, en tanto Kiev quería restablecer el control de su territorio antes de llevar adelante enmienda constitucional alguna mientras Rusia aspiraba exactamente lo opuesto.
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Los escenarios de cómo termina esta guerra son sombríos, en el mejor de los casos, se pueden incorporar nuevos «Estados» al Estado de la Unión de Rusia y Bielorrusia, una nueva versión de la URSS gobernada por Moscú. Putin así sentirá que se incorpora a la historia rusa como un gran restaurador, un Pedro El Grande sin Petersburgo, asunto que según sus allegados le resulta de suma importancia.
Pero puede ser peor. Sin los acuerdos de Minsk se renuncia a una base de negociación. El ministro de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, dijo en 2018 que reconocer a los pequeños estados separatistas equivaldría a rendirse y perder el resto de Ucrania. Dicho en otras palabras, en la práctica sólo los reconocerían si se anexasen el resto del país, que es lo que el actual avance de las tropas rusas sugiere.
Putin tiene toda Ucrania en la mira. Reclamar la DNR y la LNR fue solo el primer paso para hacerse del resto del país. El discurso de Putin el 21 de febrero, cuando cuestiona la soberanía y los fundamentos históricos de Ucrania, no necesita explicación.
Sin embargo, a largo plazo, hay infinidad de riesgos para Putin. Si se mantiene a Ucrania mediante la violencia, habrá una reacción. Levantamientos, guerrillas organizadas, todo lo cual afectará la popularidad de Putin cuando empiecen a llegar los cadáveres de jóvenes rusos en bolsas negras.
Debe tomarse en cuenta adicionalmente que las sanciones occidentales tienen como propósito hacer pagar a Rusia un elevado costo económico. La decisión del canciller Olaf Scholz de suspender el proyecto de gasoducto Nord Stream 2, que ha sido durante mucho tiempo un tema espinoso para los políticos alemanes de todas las tendencias, augurio de lo que está por venir. Los franceses por voz de su ministro de finanzas amenazan con destruir la economía rusa y el gobierno de Biden intensifica la presión sobre Moscú, al igual que el Reino Unido.
Las primeras víctimas de esto, son Ucrania toda y el pueblo llano de Rusia.
No cabe llamarnos a engaño, vienen días difíciles para toda Europa. No habrá ganadores, sólo perdedores, cuando haya cesado el tronar de los cañones y se disipe el humo de las explosiones.
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