¿Quién puede comer pollo?
En Cumarebo, Falcón, el kilo de pollo está en 195 mil bolívares, más de la mitad del sueldo mínimo venezolano
Y quién come pollo. Esta pregunta se la hizo la señora Petra Rojas, quien se encontraba en una conocida carnicería de Cumarebo buscando un kilo de pollo para su hijo Alberto, quien se encuentra enfermo de una parasitosis, y que por instrucciones médicas debe hacer una dieta, preferiblemente a base de pollo.
Relata la señora Petra que cuando le preguntó al carmicero cuánto costaba un kilo de pollo, este le respondió con resonante voz: 195 mil bolívares. Abismada por la respuesta y compungida ante la imposibilidad de comprarlo exclamó: ¡Esto no puede ser! Inmediatamente se preguntó ¿y ahora, qué le doy a mi hijo?
Recordando al cantautor falconiano Alí Primera en una de sus más connotadas canciones cuando dijo: “Qué triste se oye la lluvia en los techos de cartón”. Infería Alí pobreza, miseria, desigualdad social y falta de esperanza.
Alí abogaba por un proceso revolucionario que inspirados en principios de igualdad, pudiera elevar las condiciones de vida de la gente deprimida económicamente y a la falta de oportunidades. Se trataba de cambiar un sistema político para mejorar la pobreza, para generar nuevas perspectivas de vida, no para empeorarlas.
Pues bien, la señora Petra votó por un cambio de vida, por una esperanza que ha sido defraudada. No pudo comprar un kilo de pollo para su hijo enfermo, y así como ella la mayoría de las madres y padres venezolanos no hayan como satisfacer las necesidades básicas de su familia.
La señora Petra, con lágrimas en los ojos, manifestó que cómo es que en un país socialista los enchufados del gobierno compran en dólares, mientras que ella no pudo comprar un kilo de pollo para su hijo enfermo.
«Esto no es igualdad, aquí no hay equidad. Lo que predomina es la injusticia y en un país donde hay injusticia no hay revolución, ni socialismo», dijo finalmente.
Texto: La Mañana