¿Quién quiere ser millonario?, por Marisa Iturriza
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Esa pregunta correspondía a un concurso muy popular que transmitía la TV local hace algún tiempo. Dentro o fuera del concurso, seguro la respuesta sería: TODOS; aunque cierta porción poblacional tuviera empleo remunerado, renta o alguna actividad lucrativa y la numerosa, en situación de pobreza, más o menos podía comprar algo.
Nadie imaginaba la cantidad de millones devaluados que necesitaría para medio hacer un mercadito limitado con lo que se consiga y se pueda pagar. Impensable que un kilo de leche en polvo cueste, por ahora, como 18 millones, pero agrégale el variable precio del cartón o del medio cartón de huevos, sin mencionar res o pollo o pescado, y lo demás y que alguien te diga: «Ay, pero eso en dólares es nada»; hoy, cuando más de tres millones (Bs 3.000.000,00) apenas equivalen a un dólar (US$1.oo)
En lo que va del siglo XXI la pregunta del concurso como que no tiene sentido porque somos unos millonarios que la desvalorización de nuestra moneda —periódicamente modificada y disminuida— empobrece cada vez más.
Sería recomendable a los entes encargados no usar el nombre de ningún ilustre para denominar monedas de uso corriente porque el dinero es materialista, la moneda pierde valor y da pena que un bolívar valga cero.
A pesar de la asombrosa cantidad de eventos insatisfactorios para el común, durante esta añosa veintena de el proceso han surgido millonarios de verdad-verdad, aparte de enchufados y avispados bolichitos que, según lo poco sabido, depositan millones, camarada —lo que se dice millones de millones—, en bancos foráneos o paraísos fiscales y adquieren empresas, propiedades, vehículos, aviones, yates, etc., en el exterior, dándose la gran vida pero sin aflojar un céntimo para alguna fundación o instituto asistencial ni para donar vacunas contra el covid-19, que sigue tan campante; o material e insumos para el personal médico-sanitario propenso a contagiarse y morir, o apoyar tantas iniciativas de carácter social o popular tan necesarias y así «ganar» algo de prestigio…
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Limosnas en forma de «bonos» se emiten para calmar a cientos de jubilados pero se aumenta el desempleo expropiando periódicos por reproducir noticias non gratas. Se libran batallas entre grupos importados y contra soldados nativos y los habitantes cruzan fronteras mientras en la capital algunas bandas también se baten y el CNE programa unas próximas elecciones muy curiosas, en estas circunstancias.
¿Quién quiere ser millonario?
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