Rafael Simón Jiménez pide a políticos centrar estrategias en erradicar la pobreza
Jiménez dijo que si no existen medidas efectivas que ayuden a acabar con la pobreza, «es imposible que los venezolanos podamos alcanzar la legítima aspiración de vivir en paz, con unión, progreso, justicia, seguridad, respeto y oportunidades para todos»
El exvicepresidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) y vicepresidente de la organización política Unión y Progreso, Rafael Simón Jiménez, advirtió este jueves 16 de junio que debe reconocerse a la pobreza como uno de los problemas más graves que se registran en Venezuela y que la prioridad tiene que estar concentrada en mejorarlo.
A su juicio, quienes trabajan por un cambio político en el país centren su estrategia en combatir el flagelo de la pobreza. En ese sentido, dijo que si no existen medidas efectivas que ayuden a acabar con esta situación, «es imposible que los venezolanos podamos alcanzar la legítima aspiración de vivir en paz, con unión, progreso, justicia, seguridad, respeto y oportunidades para todos».
Jiménez asegura que este problema de la pobreza es suficiente para generar un debate nacional porque este elemento propicia que ocurran situaciones tan graves como la violencia, la criminalidad, resentimientos y fracturas, que derivan en una mayor desarticulación y desigualdad en la sociedad.
Destacó que desde Unión y Progreso se busca discutir sobre el tema con todos los sectores y que, a su vez, se pueda llegar a acuerdos concretos para la construcción de un proyecto de desarrollo social y económico. Así, a su juicio, lograr que en el mediano plazo haya mayor inclusión y más oportunidades para todos.
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Rafael Simón Jiménez expresó que el chavismo aplica un capitalismo de Estado bajo la fachada del «socialismo del Siglo XXI» y que han sido ellos quienes profundizaron las «viejas perversiones» de lo que es la renta petrolera, ya que gracias a los altos precios del crudo de los últimos años solo se incrementó la dependencia de la renta y se impide que la economía se diversifique.
Eso, a su vez, aumentó la «condición de importador neto» de productos y eso terminó de convertir a nuestra economía en una «economía de puertos».
«Al tradicional rentismo, se adiciona una concepción de asfixia deliberada, del ya débil aparato productivo nacional, acosado y arrinconado por todo tipo de medidas ilegales y arbitrarias: invasiones, confiscaciones, expropiaciones, regulaciones, controles, terrorismo fiscal, que han hecho menguar en mucho más de una tercera parte el número de industrias existentes hace diez años, y que ha traído, entre otros efectos nefastos, alta inflación, desabastecimiento, dependencia de las importaciones, caída de la producción agrícola e industrial, afectación del ya precario empleo formal e incremento de las modalidades de trabajo precario e informal con todas sus consecuencias sociales», aseveró según una nota de prensa.