Rafaela Requesens asegura que ahora «dará la cara por Juan»
La hermana del diputado Juan Requesens contó a El Pitazo cómo fue la detención de ambos por funcionarios del Sebin. «Como no estoy haciendo nada malo, no debería retraerme». Se mostró firme y está decidida a luchar por los derechos del parlamentario, hoy con su inmunidad allanada por la ANC
María Jesús Vallejo | El Pitazo
Rafaela Requesens sabe que cada vez que su hermano se coloca sobre la palestra política aumentan los riesgos y las amenazas. El martes 7 de agosto, el parlamentario, durante una sesión en el Palacio Federal Legislativo, se había pronunciado en contra del Gobierno y en su derecho de palabra expuso: “Vamos a seguir haciendo todo lo que podamos para sacar a Nicolás Maduro del poder”.
La noche del mismo martes, Juan y Rafaela Requesens fueron detenidos por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) en la residencia que habitan al este de la capital.
Aunque siempre existe la posibilidad, ese día no habían escuchado nada: ella iba a una reunión con unos amigos, él la estaba acompañando a la entrada del edificio y fue cuando observaron la presencia de los funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado. Intentaron regresarse, pero los funcionarios los siguieron y los aprehendieron. Inmediatamente los llevaron a la sede del Sebin en El Helicoide, anotaron sus datos, los fotografiaron y revisaron sus teléfonos celulares. Aunque estaban cerca, no les permitían comunicarse. Al cabo de una hora, ordenaron la liberación de Rafaela. Otra hora después, la llevaron hasta su casa. Las últimas palabras que escuchó de su hermano fueron: “Te amo. Un beso a los bebés (los dos hijos de Juan) y mucha fuerza”.
Hasta ese momento, el diputado estaba bien, su hermana nunca vio que lo golpearan, pero al cumplirse las 24 horas de su detención, ella y sus padres ignoran su estado. Solo conocen que el magistrado presidente del TSJ, Maikel Moreno, señaló a Juan Requesens de “delitos comunes” y luego la ANC allanó su inmunidad parlamentaria, horas después de su detención.
Rafaela tiene 26 años y Juan 29, es su único hermano y lo admira por su lucha y por el amor que demuestra por Venezuela. “Desde pequeña me ha hablado sobre libertad y democracia. Él fue presidente de la federación y yo creo que eso me ayuda muchísimo, porque sus consejos son para no repetir los mismos errores que él cometió. Ambos compartimos igual lucha, pero desde distintos espacios. Eso ayuda, porque siempre tratamos de ver qué cosas queremos hacer y por qué, y cómo engranar eso con un mismo objetivo”.
Ella no espera, por lo pronto, la liberación, por eso se prepara para luchar por los derechos de su hermano. Muestra firmeza, casi estoica, no balbucea ni se le quiebra la voz. Está decidida a permanecer en las calles.
– Siendo representante estudiantil y con fuerte presencia en las calles desde las protestas de 2017, además, hermana de un diputado, ¿habías sido amenazada antes?
– No. Las amenazas las recibía directamente él. Siempre me decía que debía tener cuidado donde iba y no estar sola; que los cuerpos del Sebin siempre estaban pendientes de dónde estábamos y hacia dónde nos movíamos. Aunque pienses que estés solo, siempre hay alguien vigilándote. Pero yo directamente nunca he sido amenazada por algún organismo del Estado.
Trato de no andar sola, siempre cambiar las rutas, estar pendiente de con quien voy, quién está cerca, con quién hablo de los problemas, tener cuidado con las llamadas de teléfono. Son cosas que no deberían preocuparnos, pero, bueno, tenemos que pensarlas.
– Cuando llegaste a la presidencia de la Federación de Centros Universitarios (FCU), ¿te imaginaste un escenario parecido?
– Para nada. Más bien, me lancé a la presidencia porque quería cambiar las cosas realmente y la forma en la que se hacía política en la universidad, porque yo creo que para cambiar el sistema debes ser parte de él y quise asumir ese compromiso para hacer algo bueno por la universidad. Pero, no sé si por buena o mala suerte, en febrero fuimos electos y en marzo comenzaron las protestas y fue una dinámica que nos cambió la visión de lo que queríamos hacer en la universidad y de todos los planes. Uno ve para atrás, toda la lucha durante las protestas, ver ahora que la política está estática y aquí estamos con Juan detenido.
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