Rapunzel, por Marisa Iturriza

Muy fuerte y saludable debió ser el cabello de Rapunzel para poder tejer la larguísima trenza por la cual subía la bruja que por aaaños la mantuvo “privada-de-libertad” en una torre muy alta, y por la cual también pudo ascender el galán que finalmente la liberó.
El cuento no describe que clase de champú ni de acondicionador usaba en el Quédate en casa que le tocó, pero lo que es seguro es que para lavar tanto pelo agua tenía, elemento que aquí escasea hasta para beber, aunque no para despilfarrarse por el pavimento o transitar en cisternas cuyo despacho a los tanques de quienes puedan (igual si no) pagarlo se exige preferentemente sea en US$ a pesar de la cuarentena del coronavirus.
Antes de la del coronavirus, gracias a las expropiaciones, cierres de locales y de empresas, desempleo, emigración etc. se había instalado nuestra cuarentena local, siendo notable la falta de movimiento, sobre todo en la noche sin actividad recreativa o cultural, pero más o menos algo seguía funcionando aunque a media máquina cuando –de repente– llegó covid-19 y mandó a parar, de ahí en adelante todo el mundo con tapaboca en súper cuarentena, pero cuando concedieron un respirito más o menos como para, entre otras cosas, pensar en el corte de pelo que necesito de urgencia me entero de que ¡Horror! La peluquería a la cual acudí esporádicamente por años ¡bajó la santamaría! Y ahora ¿qué hago?
Con la urgencia del caso empecé a revisar otras peluquerías accesibles, pero han cerrado. Dios mío, que angustia. Eso significa más profesionales y afines desempleados. Llamé a algunos teléfonos que me recomendaron de gente que trabaja por su cuenta en ese ramo pero muchos han emigrado.
Quizás alguna peluquera o peluquero (es lo mismo, lo que interesa es el resultado) lea esta humilde llamada de auxilio y se compadezca de esta no por mínima menos inquietante tribulación y corte esos pelos que están empeñados en que ande por ahí toda despeinada como un puercoespín desubicado.
*Lea también: La Venezuela de Maduro, por Enrique Ochoa Antich
La otra opción es emular a Rapunzel, dejar que el pelo crezca y crezca para necesitar como l Lt. de champú, l/4 Lt. de acondicionador + ½ tanque de agua cuando tenga que lavarme la cabeza y, definitivamente, eso no lo estoy considerando, no me rindo, lo cortaré como sea y Colorín Colorao
Al cortar la fulana supertrenza Talla XL, Rapunzel se liberó.
Superó la cuarentena correspondiente y avanzó en positivo,
Con libertad y respeto. Como aspira todo ciudadano decente.
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