Reaccionar, por Rafael Viloria
Recientemente escribí un artículo por este medio que se denominó y así se publicó “Hay que despertar”. El mismo forma parte del mensaje que fuera promovido por todos los medios de comunicación a propósito de la visita a Venezuela del papa Juan Pablo II. El mismo indicaba “que había que despertar, reaccionar y de mi parte, yo le agregué que había que actuar”.
Su sentido debió tener el mensaje, tratándose del origen, de dónde se publicaba: nada menos y nada más “El Vaticano”.
En Venezuela el contenido inicial del mensaje nos obliga a someterlo a un rigoroso análisis social, económico y político de las causas, efectos y consecuencias de la manifiesta crisis que ha conducido al país a la situación en que está actualmente.
Todos sabemos que despertar, reaccionar y actuar no es fácil. El país ciertamente está inmerso en un laberinto de magnitud imponderable en un mar de confusiones nos indica que hay que agilizar el despertar y con el reaccionar frente a las acciones necesarias según lo indican las circunstancias.
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En ese orden no podemos quedarnos en acciones pasivas contemplativas, esperando al mesías que nos salve a todos sin que de nuestra parte nada hagamos. No puede ser qué discursos adormecedores nos impidieron palpar que paulatinamente estamos perdiendo el país que ya sido hipotecado a imperios que en nada se diferencian con los que presuntamente son los responsables de la crisis actual en Venezuela. Sería bueno que nos preguntáramos que diferencia comparativa existe entre la bota de los EEUU y sus aliado. Seguramente descubriremos que ninguna.
Elevado será el precio humano que nos costará, sino despertamos a tiempo y con valentía.
El problema no es meramente despertar; el problema es saber porque hay que hacerlo, cuando… y para qué. La salvación no es un asunto de mesías, ni de aliados a los que hipotecamos en especial la libertad, la dignidad. En este orden no dejare de tomar en cuenta y citar el preámbulo de la constitución de la república bolivariana de Venezuela.
Preámbulo
El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes, y de los precursores y forjadores de una patria libre y soberana; con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad.
En mi opinión es aquí donde está centrado el contenido social, económico y político de la Venezuela que todos aspiramos lograr en nuestra patria.
El tiempo de seguir esperando el mesías ya se acabó. Solo el pueblo salvará al pueblo de rescatar la democracia legítima y necesaria al destino digno de la patria. El rumbo al que se le quiere conducir por potencias desatinadas tienen que ser rechazadas por quienes poseemos la verdadera legitimidad; sabiamente contenida en nuestra carta magna. Por eso hay que despertar, reaccionar y actuar.
Ex presidente de Ceconave