Reactivar puntos de venta en gasolineras era más barato que implantar el biopago
El economista José Toro Hardy considera que el Gobierno frenó el aumento de la gasolina a «precios internacionales» movido por su impopularidad y por la crisis económica que atraviesa la nación. «Están temerosos» dice
El 24 de septiembre de 2018, el Gobierno anunció la fase inicial del sistema biopago en las estaciones de servicio, un mecanismo que permitiría pagar el carburante a través del carnet de la patria. Más de dos meses después la gasolina sigue siendo prácticamente gratuita y los consumidores pagan la “propina” con el billete de 2 bolívares soberanos (el de menor denominación) o con los bolívares fuertes que saldrán de circulación este 5 de diciembre. En entrevista para TalCual, el economista y exdirectivo de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) José Toro Hardy, dijo que recuperar los puntos de venta con los que cuentan las gasolineras posiblemente era menos costoso que el dispositivo que lee la huella dactilar.
Hasta 1998, quizá un poco antes o un poco después, las bombas de gasolina venezolanas contaban con un moderno sistema de pago. Hoy todavía se mantienen en los tableros de los dispensadores que, de acuerdo con una trabajadora de una estación de ubicada en Los Palos Grandes, no tienen ninguna utilidad. «Sí, ahí están, pero no funcionan”.
El especialista deja claro que no puede saber cuánto es la cifra que costaría recuperar ese mecanismo. Sin embargo, reprocha que al existir era innecesario crear otro y desde cero. A su juicio el biopago es otro sistema con fines de control y racionamiento sobre la población, como ya pasó con la venta de dos alimentos por persona por el terminal del número de cédula.
“En aquel momento se había negociado con numerosas empresas internacionales, Texaco, por ejemplo. Todas ellas tenían sistema para pagar por débito. Cuando llega el Gobierno eso entró en desuso. Creo que reactivar esto habría sido más económico que lo que pretenden implantar ahora”, reiteró el economista.
Se va 2018 sin nuevos precios
En agosto pasado, Nicolás Maduro comunicó al país que la gasolina pasaría a ser cobrada a “precios internacionales”. Tras esto, le siguieron varias medidas económicas que tuvieron impacto en la inflación, indicador que en septiembre se ubicó en 233%.
Para Toro Hardy la definición de “precios internacionales” deja una gran incertidumbre en la población al no explicar si es cómo se vende en Colombia, en Estados Unidos o en Europa. “¿Hablan de precios al cual ellos importan la gasolina o al que exportan la gasolina venezolana?”, se pregunta.
“Las refinerías no producen lo que consumimos en el mercado interno. El malestar va a ser mayor si la aumentan”, advierte Toro Hardy
Un litro de gasolina de 91 octanos tiene un valor de 0,00001 bolívares soberanos, monto que a criterio del economista es razón suficiente para subir el precio. No obstante, alerta que debe hacerse de forma paulatina o el impacto inflacionario “sería muy alto”.
“En este momento el país está atravesando por una situación bastante delicada. Para el año que viene el FMI pronostica una hiperinflación de 10.000.000% y son cifras conservadoras, de manera que la situación es muy comprometida. No me cabe duda que hay que subir el precio porque Venezuela no produce la gasolina que consume”, explica.
La escasez de combustible también ha marcado 2018. Largas colas se han producido en el interior del país. Algunos de los estados más afectados son Táchira, Guárico y Zulia, donde los consumidores denuncian fallas recurrentes en el servicio.
Sobre los subsidios, el analista considera que otorgarlos condicionados a un carnet resulta en perjuicio de la población. Sin embargo, propone que se entreguen a sectores como, por ejemplo, el agrícola que depende de maquinaria para trasladar la producción.
“Sí creo que en un momento determinado se llegue a un punto difícil. La población está como abrumada por la escasez, la inflación y se suma la impopularidad de Maduro. Considero que ellos tienen divisiones internas que se oponen al realismo. Ellos aprovecharon en el 92 para crear problemas de carácter social”, dice.
Según Toro Hardy el Gobierno sí está temeroso y por eso frena el aumento del combustible, en medio de una crisis económica, política y social que en el último año agudizó la migración de venezolanos hacia países vecinos que, de acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se acerca a los cuatro millones de personas.