Reelección presidencial, el mal está en la sangre…, por Eduardo López Sandoval
La realidad indoamericana denota sin discusión la ausencia de una “inteligencia colectiva” capaz de darle forma a un Estado con un mínimo de permanencia, que camine una fracción importante de una generación. Si bien algún líder es capaz de «creer» en un buen cuerpo de ideas, y crear a su alrededor un partido capaz de tomar democráticamente el poder político, las fuerzas históricas del “estar de paso” impiden que se forme en Indoamérica un cuerpo de normas que sea respetado por quienes los crearon; o por la generación inmediata, incluso enarbolando los andrajos políticos de los “fundadores”.
Es común que ante una situación de corrupción administrativa un líder ice la bandera política de la anticorrupción, la gente le crea, y vote por él; pero se convierte antes del atardecer del sol del olvido en el gobierno más corrupto de la fea historia de su pequeño país, sin perder el apoyo de la mayoría
Entendemos la demagogia, con la Real Academia de la Lengua Española, como la “Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.”.
El más objetivo ojo que se fije en la realidad de Indoamérica, observa la práctica generalizada de la mayoría de los gobernantes de la Demagogia, práctica viciosa que en mayor o menor grado es una enfermedad social del mundo, no es endémica de este sub continente. Pero la actitud de los engañados, del pueblo indoamericano, que vota pacífica e inmediatamente por la consolidación del engaño, es particular. Por ejemplo, la reelección presidencial, que en la campaña electoral el candidato ha prometido execrarla, el presidenciable realiza publicidad televisada, donde reza lo que dijo el Libertador de Venezuela Simón Bolívar al respecto: «nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía”.
*Lea también: Mátenme porque me muero, por Américo Martín
El electorado, que se identifica con las ideas de Bolívar en boca del candidato, vota. El electo Presidente, contrario a lo prometido, propone ahora una reforma que permita la reelección, para que pueda ser Presidente de por vida. Es sometida a votación, y el mismo pueblo lo apoya. Esta específica situación es digna de una explicación proveniente de las ciencias sociales, que no se ha escuchado. Proponemos que se toque las puertas a una solución que se remonte a nuestros más remotos umbrales biológicos. Propongo que hurguemos una tramitación, o por lo menos un diagnóstico en el campo de la Genética. Planteo.
(Esta es la parte tres del ensayo denominado Genética de la Demagogia. Continuará).