Refranes para un país, por Carlos M. Montenegro
A todos los padres habidos y por haber en su día,
y a las madres que les dieron la oportunidad
Un refrán no es lo mismo que un proverbio o un aforismo, aunque compartan algunos matices separados por líneas muy delgadas.
Refrán es una breve sentencia de uso popular, origen tradicional y anónimo que expresa una moraleja con intención ilustrativa, moral o incluso filosófica, empleando frecuentemente rimas u otra figura literarias, que ayudan a ser fáciles de recordar, transmitir y perdurar en l el imaginario colectivo.
El proverbio a su vez suele ser un enunciado rimbombante de origen conocido, a menudo con autor, cuyas características son su antigüedad, la pompa, el tono grave, y la predilección por usar un tono culto. Mientras que el aforismo, es una sentencia breve doctrinal que se propone como regla para alguna ciencia o arte expresándola de manera concisa y concluyente.
Los refranes se caracterizan por ser transmitidos en forma oral, de generación en generación. La principal particularidad de un refrán es que surge de la experiencia y de ahí que el uso de los refranes tenga una finalidad ilustrativa.
Al proceder de la sabiduría popular, generalmente son anónimos, salvo aquellos que provienen de obras clásicas como Don Quijote de la Mancha, en la que se encuentran algunos de los refranes más populares como “Con la Iglesia hemos dado, Sancho” atribuidos a Cervantes Dichos consejos se van forjando y compartiendo socialmente con el paso del tiempo, a partir de lo vivido por una comunidad. De esta forma los refranes son parte del acervo cultural de la gente. No surgen de la inventiva de una única persona, sino que se construyen y se instalan de manera colectiva. A la compilación de refranes se la conoce como refraneros.
La sabiduría popular es tan acertada que se puede describir a una comunidad, a un país y si me apuran hasta a un régimen político a base de refranes con una breve explicación, vean estos conocidísimos:
Con la iglesia hemos topado, significa que hay un obstáculo demasiado grande para el logro de lo que deseamos. Normalmente este obstáculo es insuperable y se refiere a cualquier autoridad superior que estorba o impide los logros. Cervantes no tenía la intención de referirse a ningún obstáculo representado por la autoridad, pero lo cierto es que a lo largo de los siglos, los hablantes le han dado el significado y contexto de uso que tiene actualmente.
*Lea también: ¡Primero Venezuela, Primero Justicia!, por Juan Pablo Guanipa V.
Quien mal anda mal acaba. El que lleva una vida desordenada tiene, por lo general, un fin desastroso.
No es oro todo lo que reluce. Por muchas fábulas que nos cuenten de que algo será muy bueno, puede no serlo al conocerse realmente a fondo.
Mucho ruido y pocas nueces. Se refiere a aquellos que hablan mucho sobre sus acciones venideras… pero nunca las realizan.
Tirar la piedra y esconder la mano. Hace referencia a aquellas personas que son conscientes de sus malos actos, o bien que actúan de forma miserable y después disimulan para no ser descubiertos. Muy útil en política.
Aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Indica que cada quién es como es, y su verdadera condición no puede ocultarse con apariencias y atavíos meramente ostentosos y superficiales.
¿Dónde va Vicente? Donde va la gente. Hace referencia a aquellos que se dejan conducir por los demás especialmente por las organizaciones políticas y sus líderes carismáticos.
El que no la debe, no la teme. Quién no ha realizado algo incorrecto no tiene por qué temer ningún reclamo.
Dime con quién andas, y te diré quién eres. Sugiere que mediante las influencias, las preferencias y las compañías que se frecuentan se puede estar al tanto de cómo es realmente una persona, un grupo o una comunidad.
Mal de muchos, consuelo de tontos. Existen personas que les alivia saber que no solo a ellas les pasa una desdicha o infortunio; idea absurda por demás ya que los problemas no mejoran porque aquejen a todos.
A río revuelto, ganancia de pescadores. Se refiere a todos aquellos que suelen sacar provecho de las situaciones de caos o desorden y no les interesa que las cosas mejoren.
No me digas tanto que me quieres y quiéreme. En réplica a los que prometen profusamente cosas, fingiendo afecto, sin cumplir ninguna. Método muy usado por gobernantes o candidatos en campaña.
El uno por el otro la casa sin barrer. Ya lo usaban en la antigua Grecia y alude a la circunstancia de cuando una de las dos partes no hace el trabajo que debía hacer asumiendo que la otra parte lo hará. Es decir, no hacer el trabajo que le corresponde y además lo achaca maliciosamente al otro.
Excusatio non petita, accusatio manifesta. Significa que todo aquel que se disculpa de una falta sin que nadie se lo haya pedido, se está señalando como autor de tal incorrección.
Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Sintetiza esos casos en los que una persona alardea ostensiblemente de poseer algo de valor o se atribuye una virtud, pero no tarda en dar señales que contradicen lo mismo que pregona es porque en realidad le falta.
Estoy seguro que todos ustedes pueden hacer encajar fácilmente cada uno de estos conocidísimos refranes con algo ya vivido. Sin embargo mi intención es, por ensayando algunas piruetas y cabriolas pseudo dialécticas, mostrar que todas esas sentencias populares juntas pueden adjudicarse perfectamente a lo que la mayoría de la gente está atravesando de forma desesperada y sin visos de solución en el país.
Pero tambien hay sabios refranes para atenuar la zozobra que representa vivir en absoluta confusión social, económica y política, con gobernantes que no gobiernan y opositores que no se oponen, como es el nuestro. Así que me voy a permitir citarles unos cuantos refranes de esperanza.
Quiero empezar por un refrán conocidísimo. En origen al parecer se componía de una sola oración: “no hay mal que dure cien años”, pero después alguien le añadió una segunda oración que lo mejoró mucho: “ni cuerpo que lo resista”; tiene mil padrinos la frase y yo me voy a permitir escoger el mío, pues cuando la escuché por primera vez ya estaba completa y la gente que me la enseñó aseguraba que había sido Luis Herrera Campíns, personaje campechano y cuentero quién aportó el agregado criollo. Allá van.
Al mal tiempo, buena cara. Otro refrán que nos indica que ante las adversidades debemos tener una actitud positiva.
Más vale tarde que nunca. Es preferible alcanzar un propósito con más retraso de lo previsto, que no lograrlo nunca.
No hay mal que por bien no venga. De una forma u otra al final siempre hay un aspecto positivo en casi todo.
Quien ríe último, ríe mejor. Da a entender que no se debe cantar victoria antes de tiempo, pues la vida da muchas vueltas, y quien ahora se siente triunfador mañana puede encontrarse con lo que menos esperaba.
A la tercera va la vencida. Se usa para persuadir a alguien de seguir adelante tras fallar en varios esfuerzos y volver a intentarlo. En tal sentido, se relaciona con los valores del esfuerzo, la constancia y la perseverancia.
Al mal tiempo, buena cara. Cuando las cosas van mal o se complican, lo más conveniente es enfrentarlas con la mejor actitud, lo que es esencial para desafiar las difíciles circunstancias de la vida, sobre todo aquellas que son especialmente difíciles o adversas.
Poco a poco se llega lejos. Se está indicando que es posible lograr un objetivo perseguido mediante un esfuerzo calmado y tranquilo, aunque bien encauzado y continuado
Lo cortés no quita lo valiente. Enseña que en la medida de lo posible, la buena educación y la clase, no implican cobardía ni riñen con el carácter valiente, osado y combativo de las personas. Se quiere hacer ver el valor y la ventaja de preservar las formas al enfrentar al contrincante.
Podría compartir mi estipendio con los sabios populares que son los verdaderos autores de estas cuartillas pero, aunque me gustaría, no tengo el placer de conocerlos más que de oídas.