Reggaetón, el lado más obscuro de la música, por Carlos M. Montenegro
En los principios de la década del noventa al parecer el productor Michael Ellis dijo que lo que hacía un popular cantante panameño conocido como El General, era un “gran ritmo reggae”, o sea un “reggaeton”. Y así se cuenta cómo nació el vocablo, aunque probablemente debe haber otras versiones.
De hecho, el ritmo de aquellos temas de El General* quizás estaba más cerca de los golpes de tambor tupá tupá del grupo los Decadentes, que del ska de Jimmy Cliff, o el reggae de Bob Marley y Peter Tosh. Sin embargo, es posible detectar relación con ciertas cadencias jamaiquinas que llegaron a Panamá con el recitado o “rapeo” del dancehall y el raggamuffin, que exploraron los DJ’s del Sound System, y que en los noventa terminó llamándose “reggae en español” con las dos tendencias surgidas en Panamá: el reggae bultrón y el reggae soca.
Es de hacer notar que excepto por el nombre resulta casi imposible diferenciarlos, suelen ser prácticamente el mismo ritmo con algún golpe de percusión o bombo cruzado y raramente ligeros redobles de caja; en lo que sí varían es en la velocidad del tiempo sin cambiar el patrón. En Puerto Rico fueron más prácticos y a todo lo llamaron simplemente “Rap en castellano sobre ritmos caribeños”. La siguiente imagen es el compás básico del reggaeton que se repite constantemente como base del recitado.
En cuanto a los temas que trata, en el reggaetón suelen utilizar dos tópicos básicos.
Uno es el típico relato urbano y social que describe la cotidianidad de los barrios populares en los que la violencia y la denuncia política son elementos constantes de sus grabaciones. El otro relato pretende ser romántico pero con un ingente contenido erótico, habitualmente explícito y vulgar; por ejemplo, se describen amores que nacen en la pista de baile utilizando un lenguaje verbal y gestual gráfico al describir los acercamientos físicos de las parejas, resultando como una versión casi escatológica del Tony Manero de “Saturday night fever”. Los críticos en general consideran que es un contenido fuertemente sexista.
Los artistas de reggaetón, varones o hembras, pretenden mostrar una imagen de poderío; la mayoría se declaran King, Queen, Capo, patrón, príncipe, etc. con nombres bilingües, en siglas o combinados. En sus video-clips, los autos, las motos, las joyas, las gafas oscuras y una pista de baile repleta son parte importante del contenido visual.
El baile del reggaetón se conoce como «perreo» porque el principal movimiento es una mímica del coito en postura del perro. No tiene una velocidad determinada y se apoya en la sexualidad y no tiene pasos de baile propiamente. No se trata de comparar el reggaetón con otro género musical. El objeto más bien es exponer argumentos por los cuales se demuestre que éste género no es, ni siquiera como moda, bueno para una sociedad con mente sana, ni para la música y aún menos para los niños y adolescentes.
Lo primero que se puede decir es que el Reggaetón no es amigo de la mujer; lamentablemente en sus letras y videos se expone a las mujeres como una especie de prostitutas, pero sin cobrar, deseando únicamente sexo con quien canta. Permítanme citarles un par de muestras: el primero es un fragmento de la canción “Eso perra” del dúo puertorriqueño Wisin y Yandel
Eso perra, dile que eres fuegote y que te gusta el azote
y los camarotes, también los botes,
y también EL MAZACOTE!!!
Yo soy tu perro, perra chulita
la dinamita con la que tu ropa se quita
La abusadora, la favorita, la señorita que grita: Wisin dame!!
O esta otra del colombiano Maluma en su tema “4 Babys”:
La pelirroja “chichando” es la que más se moja.
Le encojona que me llame y no lo coja. Peleamos y me bota la ropa,
y tengo que entrarle a cotorra pa’ que la recoja.
Tengo una chiquitita nalgona con el pelo corto.
Que me dice papi vente adentro, así me preñas».
Tras esas letras con semejante léxico degradante del idioma poco más hay que agregar, es evidente la forma tan vulgar de tratar a las mujeres y es norma en la mayor parte de las canciones.
Como añadido, suele predominar en las grabaciones de este género voces, no coros, de una o más mujeres simulando aullidos y gemidos orgásmicos.
¿Recuerdan la canción je t’aime moi non plus interpretada por Jane Birkin y Serge Gainsbourg en 1969? Sobre los acordes de órgano al fondo, plagiados de la canción de Procol Harum y éxito mundial indiscutible de ese verano, A Whiter Shade of Pale, se oían los gemidos de Birkin diciendo “tú eres la ola, yo la isla desnuda, mientras Gainsbourg le susurraba sensuales y románticas frases: “como una ola voy y vengo, entre tus caderas o “el amor físico es un callejón sin salida”. Esas eran las frases más fuertes y vergonzosas del tema, además de los gemidos orgásmicos del final de la canción.
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El tema fue polémico porque ninguna canción había representado hasta el momento un acto sexual tan directo, ni siquiera durante la revolución sexual de los años 1960 y esa fue la causa por la que la canción fue tan señalada. Hasta el Vaticano intervino, fue censurada por el L’Osservatore Romano y el papa exigió su retirada de la venta y su difusión. El escándalo fue mayúsculo y global, solo en Europa la apasionada interpretación fue prohibida en las radios de Italia, España, Reino Unido Islandia, Polonia, Portugal, Suecia y Yugoslavia y en Francia solamente podía sonar en la radio pasada la media noche.
Volviendo al reggaeton otro aspecto es la forma del baile. En fiestas, videos, fotos etc. puede observarse a las muchachas haciendo movimientos sumamente sugestivos y sin ningún pudor “restregándose” todo.
Lo peor es que no está mal visto por mucha gente que, no sé si ingenuamente, opinan que es un ritmo bailable de moda sin ningún peligro moral alguno. Menos mal, la forma de bailar reggaetón es conocida simplemente como “perreo”.
Los defensores del reggaetón consideran que es un ritmo divertido e inocente para alegrar fiestas, cosa que no se ajusta a la realidad. Al escuchar las “canciones” es notorio su fuerte contenido sexual, machista y violento, un vocabulario altamente obsceno que con frecuencia tocan temas sociales repudiados. Algunos exponentes del reggaetón tienen un pasado ligado a la prostitución, drogas, alcoholismo, vandalismo, pandillas, lo cual recalcan en muchas de sus canciones.
Como reflexión cabe preguntarse si le importaría que algún hijo suyo siguiera la corriente que promulga ese pretendido género musical sin sentido social que incitante a la violencia y al sexo desmedido.
No se trata de si es pecado o no, como aseguran diversas congregaciones religiosas, sin demasiado ahínco por cierto, aunque antaño aseguraban que el rock&roll era pecado. Pero extraña que los múltiples colectivos que defienden con tanto ímpetu la igualdad de género, no suelan hacer campañas contra este ritmo, que los denigra, con la vehemencia que dedican a otras causas.
El reggaeton ha permeado en casi todos los estratos sociales vía moda, sin pararse a pensar las consecuencias que puedes devenir en niños que lo bailan y lo cantan sin saber muy bien que dicen y que expresan con sus movimientos, con alborozo de los mayores que lo ven gracioso.
El Vaticano, por cierto, no me consta que se haya manifestado para prohibirlo como hizo con je t’aime moi non plus, pero es obvio que, como en casi todo, los humanos estamos transitando por una especie de mutación.
Vale que los presidentes y reyes hayan bailado la Macarena, pero alguien de relevancia mundial debiera decir algo sobre el reggaeton, ese ritmo que en el mejor de los casos muestra un mal gusto exquisito.
Al margen.
Si me permiten les ofrezco el link con una de las canciones de 1969 cuyo swing puede explicar por qué en lo personal no considero como género musical al reggaeton. Si pueden óiganla con audífonos. Y gracias.
https://www.youtube.com/watch?v=j1gOjKMep6s
* Según el diario argentino La Nación: “El General creador del reggaetón, el ritmo que hoy copa el mundo, el hombre que popularizó «Te ve buena», «Muévelo», «Rica y apretadita», «Tu Pun Pun», «Que es lo que quiere esa nena» y «El Meneaíto» se retiró en 2004 de la música.
Hoy es Testigo de Jehová, predica la palabra de Dios por el mundo y dice que ve a esa “música”, de la cual fue uno de sus baluartes, como una obra de Satanás”.