Relativo a las Bibliotecas, por Gisela Ortega
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Una biblioteca puede definirse, desde un punto de vista estrictamente etimológico, como el lugar donde se guardan libros. De acuerdo a obras consultadas y Wikipedia, en la actualidad esta concepción se ha visto superada para pasar a referirse tanto a las colecciones bibliográficas y audiovisuales como a las instituciones que las crean y las ponen en servicio para satisfacer las necesidades de los usuarios. Desde el 24 de octubre de 1997 se celebra el Día Internacional de la Biblioteca.
En sus orígenes tuvieron una naturaleza más propia de lo que hoy se considera un archivo que de una biblioteca. Nacieron en los templos de las ciudades mesopotámicas, donde tuvieron en principio una función conservadora, de registro de hechos ligados a la actividad religiosa, política, económica y administrativa, al servicio de una casta de escribas y sacerdotes. Los documentos se escribían en escritura cuneiforme en tablillas de barro, un soporte basto y pesado, pero que ha garantizado su conservación. Destacaron especialmente las bibliotecas-archivo de Mari, Lagasch y Ebla, así como la del rey asirio Asurbanipal.
La palabra biblioteca proviene del latín bibliothēca, que a su vez deriva del griego, la cual está compuesta por (‘biblíon’, ‘libro’) y (‘théke’, ‘armario, caja’); es decir se refería al lugar donde se guardaban los libros. Inicialmente, estos libros eran rollos de papiro, ya que era el formato librario más común entonces.
La Biblioteca de Alejandría fue una de las bibliotecas más importantes y prestigiosas y uno de los mayores centros de difusión del conocimiento de la Antigüedad. Creada en el siglo III a. C. en el complejo palaciego de la ciudad de Alejandría durante el período helenístico del Antiguo Egipto.
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Alejandría fue el principal centro cultural del mundo antiguo y cuenta con una apasionante historia a sus espaldas. La Biblioteca de Alejandría floreció entre 323-145 a.C. cuando fue construida por los gobernantes de la Dinastía Ptolemaica. Entró en declive cuando empezó a decaer el mecenazgo ptolemaico en 145 a.C.
La destrucción de la Biblioteca de Alejandría, está envuelto en mitos y leyendas. Según Plutarco, -historiador, biógrafo y filósofo moralista griego-, la biblioteca o parte de su fondo fue incendiada por Julio César. En su persecución de Pompeyo hacia Egipto en el año 48 a. C., fue aislado por una gran flota de barcos egipcios en el puerto de Alejandría. César ordenó quemar los barcos. La flota fue destruida, pero las llamas se extendieron a la ciudad y a la biblioteca.
Otras informaciones, señalan que la ciudad de Alejandría fue conquistada en el año 640 después de Cristo, por un ejército musulmán comandado por Amr ibn Al-As. Y fue justamente este general quien, según la tradición, habría destruido la Biblioteca cumpliendo una orden del califa Omar.
La Biblioteca del Congreso en Washington, Estados Unidos, fundada en 1800, es considerada la más grande del mundo en términos de números y estanterías. Alberga 164 millones de obras, 38 millones de libros, 70 millones de manuscritos, 3.6 millones de registros, 14 millones de fotografías, 5.5 millones de mapas y 8.1 millones de archivos musicales. Contiene 122 millones de colecciones privadas sin clasificar y es considerada como uno de los tesoros culturales más valiosos del planeta.
La Biblioteca Británica, Londres, Inglaterra, es la segunda más importante del universo, tiene una colección de más de 150 millones de obras. Tiene además una colección de 8 millones de sellos postales. La primera publicación impresa del mundo, el Sutra del Diamante y el cuaderno del pintor Leonardo Da Vinci.
La Biblioteca Nacional de Canadá, constituida en 1872, bajo el nombre de Dominion Archives, fue administrada directamente por el Reino Unido, posteriormente fue nombrada Canadian Public Archives en 1912 y finalmente Archivos Nacionales de Canadá en 1987. En 2004, los Archivos Nacionales se unieron a la Biblioteca Nacional de Canadá en 1953. Alberga una selección de 54 millones de piezas, se describe como “la preservación del patrimonio documental de Canadá para las generaciones presentes y futuras”.
La Biblioteca Pública de Nueva York es la segunda biblioteca más gigantesca de los Estados Unidos y la cuarta más grande del globo. Se construyó en 1911, y posee una rica compilación de más de 50 millones de libros y archivos digitales.
La Biblioteca del Estado Ruso en Moscú, abrió sus puertas en 1862. Alberga 43 millones de libros y materiales de archivo. Contiene documentos en 247 idiomas, mapas especiales, música, grabaciones de sonido, obras particulares y colecciones de tesis científicas.
La Biblioteca de la Asamblea Nacional de Japón se instituyó en 1948, como heredera de la Biblioteca Imperial, que se estableció en 1872, con 2 bibliotecas que pertenecen a las diferentes cámaras de la Asamblea Imperial de Japón en 1890. Tiene más de 41 millones de obras. En sus muros se puede leer en griego y japonés la expresión: “La verdad libera”.
La Biblioteca Nacional de Francia se encuentra entre las más imponentes del orbe, con 40 millones de obras. En 1996 se mudó a un edificio moderno de 4 alas, ahora llamado la Biblioteca François Mitterrand. Tiene la colección más extraordinaria del mundo de manuscritos medievales y modernos. Incluye una amplia gama de material de archivo, desde la Edad Media hasta las novelas de caballeros; la literatura oriental hasta los escritos religiosos; la historia antigua hasta la historia de la ciencia, y originales de escritores como Pascal, Diderot, Apollinaire, Proust, Colette y Sartre. Posee cerca de 5 mil documentos griegos antiguos, es la principal fuente de referencia en este campo.
La Biblioteca de Rusia, en la ciudad de San Petersburgo, contiene más de 36 millones de obras. Es la segunda del país, después de la de Moscú. Fundada en 1795 por la Zarina, Catalina la Grande.
La Biblioteca Nacional de China, en Beijing, fundada, entre 1909 y 1912, considerada la más gigantesca de Asia, consta de más de 35 millones de libros y escritos históricos en 115 idiomas diferentes. Los datos de la biblioteca en medios digitales alcanzan los 323 terabytes.
La Biblioteca Nacional de España, situada en Madrid, con más de 33 millones de libros, alberga múltiples obras impresas y una gran hemeroteca digital. Su misión es conservar el patrimonio bibliográfico del país.
Benjamín Franklin, norteamericano, -1706-1790- científico, físico, filósofo, filántropo, hombre de negocios, e inventor del pararrayos, fue uno de los pioneros de la fundación de The Library Company de Filadelfia, la primera biblioteca de préstamo por suscripción de Estados Unidos.
En 1700 la compra de libros en Pensilvania era prohibitiva, había que viajar a Nueva York o Boston. Solo el clero y los adinerados tenían acceso a los libros. Incluso las personas de clase media no podían permitirse fácilmente la adquisición de textos. La idea de instituir una biblioteca de préstamo comenzó durante las reuniones del “Club Junto” donde cada afiliado traía libros para compartir con los demás y consultar durante los debates, pero transportar ejemplares de ida y vuelta se volvió engorrosa. Los integrantes acordaron mantenerlos en la sala de reuniones para que todos los miembros se beneficiaran de ellos. El objetivo de Franklin era ayudar a la gente común que de otra manera no tendría acceso a los libros.
De este modo, se decide crear oficialmente The Library Company el 1 de julio de 1731, cuando Benjamín Franklin y los asociados del Club firmaron los artículos de acuerdo para la afiliación. Se importaron libros de Inglaterra. Abrió un día a la semana para préstamos. Escogieron como lema la frase: “Apoyar el bien es divino”, de Philip Syng, un platero que un día crearía el tintero con el que se firmó la Declaración de los Estados Unidos y quien diseñó el sello de The Library Company. La Library Company sirvió como la Biblioteca del Congreso desde la Guerra Revolucionaria hasta 1800 cuando la capital de la nación se estableció en Washington D.C. En la actualidad es una biblioteca de investigación independiente especializada en la historia y la cultura de los Estados Unidos desde el siglo XVII hasta el XIX.
De acuerdo a “Library Map of the World” hay más de 2.6 millones de bibliotecas en el Mundo. Asía es el continente que más tiene, con 1.9 millones: Según datos de OCLC de 2016, actualmente China posee el mayor número de bibliotecas públicas: 51.311; en segundo lugar se encuentra Rusia con 46.000; mientras que la India, ocupa el tercer lugar con 29.800 quedando Europa en segunda posición.
Gisela Ortega es periodista.
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