Relevo político estancado y el mal de la reelección: dos muestras de las municipales

La persecución contra la oposición, el manejo férreo dentro del PSUV y la no participación de un sector liderado por María Corina Machado se reflejan en las elecciones municipales. Al menos 60% de los alcaldes aspiran a reelegirse el próximo 27 de julio, cuatro de ellos con 20 años a cuestas en el máximo cargo de sus localidades
Las elecciones municipales no solo siguen el rastro de opacidad y deterioro de la integridad electoral de los comicios pasados, según han destacado expertos electorales, sino que muestran el estancamiento del liderazgo en las regiones –tanto de la oposición como del oficialismo– marcado por varios factores, entre ellos la represión y persecución política.
Para estos comicios, previstos para el 27 de julio, se elegirán a los alcaldes de 335 municipios. El estado Guayana Esequiba, cuyo gobernador fue electo el pasado 25 de mayo, todavía no ha hecho su división político territorial, por lo cual no tiene cargos a escoger en este evento.
62,68% de los alcaldes actuales optan por la reelección el próximo 27 de julio, según una revisión hecha por TalCual, pero dentro del espectro hay mandatarios que ya tienen 20 años ejerciendo el poder municipal. Esos son los casos de Giuseppe Palmieri (Palmasola – Falcón), José Otalora (Santos Marquina – Mérida), Onofrio Cavallo (Turén – Portuguesa) y Natalia Chacón (Lobatera – Táchira).
Todos ellos pertenecen al oficialismo: primero como militantes del Movimiento V República, que luego dio paso en 2008 al Partido Socialista Unido de Venezuela. Justamente es el PSUV quien tiene la mayor cantidad de cargos bajo reelección: 67,14%.
Para el politólogo y consultor político Enderson Sequera, la «radiografía» del 27 de julio muestra «una elección sin candidatos visibles, con nulo interés en el electorado y que, al final, será un proceso más de adjudicación donde desde el poder se decidirá quiénes serán los nuevos alcaldes del país».
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Mientras que esa cantidad de cargos a reelegir, señala Sequera, responde a dos causas fundamentales. «Primero, la no participación de la oposición democrática en los comicios, aquella que ganó la elección presidencial del pasado 28J, limita la renovación y refrescamiento de liderazgos y candidaturas», explica.
Lo segundo obedece a que «el chavismo y su oposición a la medida son estructuras viejas, caducas y anquilosadas. Responden a la lealtad, más que a la renovación de sus bases a los liderazgos».
El mal de la reelección
La figura de la reelección indefinida en Venezuela fue instaurada vía enmienda constitucional en 2009 promovida por el expresidente Hugo Chávez, quien presionaba desde 2007 con una reforma de la Constitución que no solo permitiera la postulación indefinida a cargos de elección popular sino el aumento del periodo presidencial.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), en una opinión consultiva hecha en 2021, señaló que «los principios de la democracia representativa incluyen, además de la periodicidad de las elecciones y el pluralismo político, las obligaciones de evitar que una persona se perpetúe en el poder, y de garantizar la alternancia en el poder y la separación de poderes».
Por tanto, la figura de la reelección indefinida –presidencial, en el caso revisado por la Corte y planteado entonces por Colombia– va en contravía de estos principios de la alternancia democrática, propicia el ventajismo en contiendas electorales y «conlleva el debilitamiento de los partidos y movimientos políticos que integran la oposición, al no tener una expectativa clara sobre su posibilidad de acceder al ejercicio del poder».
Desde el año pasado está en marcha una propuesta de reforma constitucional, planteada por Nicolás Maduro y que será entregada a la Asamblea Nacional que se instale en 2026. Si bien nunca se dieron a conocer plenamente los cambios a implementar en la Constitución, figuras como Luis Eduardo Martínez hicieron propuestas para eliminar la reelección presidencial indefinida.
El politólogo Enderson Sequera considera que «en el próximo arreglo constitucional e institucional en Venezuela, se debe limitar la figura de la reelección. No sólo para el presidente, sino para otros miembros del poder público. Esta figura limita la sana alternabilidad en el poder y da lugar a fenómenos más propios del caudillismo político y cacicazgo en las regiones, que a la sana competencia democrática».
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Ese «cacicazgo» que menciona Sequera bien lo representan los alcaldes del PSUV como Otalora o Chacón, que acumulan el mayor tiempo en el ejercicio del poder municipal en Venezuela, aunque no son los únicos.
En un recuento hecho por TalCual, se constató que los alcaldes Carmen Benítez (Candelaria – Trujillo) y Luis Duque (Sucre – Yaracuy), ambos del PSUV, ya tienen 17 años en el poder y optan por renovar sus mandatos en estas elecciones, con lo cual superarían las dos décadas al poder en sus respectivos municipios.
Alexander Naser es alcalde de San Juan de Capistrano (Boca de Uchire, estado Anzoátegui) desde 2013, mientras que Elbert Vivas está al frente de Pedro Gual (Cúpira, estado Miranda) desde 2014. También pertenecen al PSUV.
Otros 26 alcaldes del oficialismo, Fuerza Vecinal, Acción Democrática o Un Nuevo Tiempo en 13 entidades del país ya cumplen ocho años en el poder y buscan sumar otros cuatro años, como Gustavo Duque (Chacao, estado Miranda), León Jurado (San Diego, Carabobo), Darwin González (Baruta, Miranda), Yonys González (Sucre, estado Zulia), Morel Rodríguez (Maneiro, Nueva Esparta) y Alenis Guerrero (Santa Rita, Zulia).
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¿Son posibles nuevos liderazgos?
El politólogo Enderson Sequera destaca que el oficialismo «cerró la ruta electoral» a partir de las elecciones presidenciales, cuyos resultados son señalados como un «fraude» por la oposición que lidera Edmundo González y María Corina Machado, al tiempo que desató «una de las mayores operaciones de terrorismo de Estado que haya conocido el continente en los últimos años. Esto, sin lugar a dudas, limita el surgimiento de liderazgos y, en esencia, el ejercicio de la oposición política».
La represión desatada por las autoridades luego de las presidenciales dejó más de 2.200 personas detenidas, según informó el Ministerio Público en agosto pasado. Casi dos mil fueron excarceladas bajo medidas cautelares, pero las detenciones selectivas contra la militancia opositora –acrecentada durante la campaña de cara al 28 de julio– no se han detenido.
Según la iniciativa La Hora de Venezuela, desde el 28 de julio de 2024 y hasta el 25 de mayo se contabilizaron al menos 253 dirigentes y activistas políticos detenidos por los cuerpos de seguridad. La mayoría de los arrestos arbitrarios correspondieron a integrantes de Vente Venezuela, la organización fundada y dirigida por María Corina Machado.
«La única ventana que va a permitir el surgimiento y refrescamiento de liderazgos en Venezuela sería el inicio de una transición a la democracia. Mientras esto no ocurra, el liderazgo en Venezuela que se opone al chavismo está condenado a la persecución, la cárcel, el exilio o la muerte», afirma el consultor político.
¿Y qué hay del PSUV? El politólogo Sequera señala que «el principal objetivo del chavismo es permanecer en el poder. Para ello, están dispuestos a asumir cualquier cosa». Es por eso que en su selección de candidaturas, apunta, «priorizan la lealtad antes que las capacidades para gobernar».
«Están más concentrados en evitar que los nuevos alcaldes conspiren, y por eso eligen cuadros leales, en lugar de pensar en las capacidades de estos nuevos gobernantes para gestionar la vida en el municipio», puntualiza.
Las «conspiraciones» y otros delitos cometidos presuntamente por opositores o chavistas también se demuestran en el cambio de figuras municipales. 10,98% de los municipios del país han tenido problemas con sus alcaldes o alcaldesas desde las últimas elecciones en 2021: 18 han sido detenidos (dos fueron excarcelados y uno se fugó de prisión), 12 fueron inhabilitados por la Contraloría General, tres son investigados por presunta corrupción, cuatro son perseguidos por razones políticas y dos murieron en el cargo.
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Al menos siete de esos reemplazos, que vienen de los concejos municipales (Lilys Osuna en El Tigre, Lasmit Verde en Carora) o los cargos directivos de las Alcaldías (caso Adrián Romero en Maracaibo), buscan permanecer al frente de sus localidades.
Otros seis sustitutos, todos del chavismo, también buscan permanecer en las Alcaldías tras renuncias, como sucedió en los casos de Dina Castillo Ortega en Valencia y Diógenes Lara en Sucre, o su elección como gobernadores: Ornella Arbeláez en Piar (Bolívar) tras sustituir a Yulisbeth García, Lisbed Parada en Urachiche (Yaracuy) en sustitución de Leonardo Intoci, Edgar Labarca en Mara (Zulia) en sustitución de Luis Caldera, y Asnardo Rodríguez en Tucupita (Delta Amacuro) en reemplazo de Loa Tamaronis.
«Si hay liderazgos valiosos en el PSUV, la única manera que estos se terminen mostrando no es por su talento o capacidades, sino porque muestran su total y absoluta lealtad a la revolución», afirma Enderson Sequera.
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