Rembrandt, por Pablo M. Peñaranda H.
Twitter: @ppenarandah
La vida de Rembrandt Harmenszoon van Rijn está cargada de anécdotas. De este pintor holandés se dice que en cierta ocasión, un letrado en el arte le observó que sus pinturas, de cerca, se veían mal, a lo que Rembrandt respondió que no hacia sus pinturas para ser olidas.
A los 36 años produce la obra conocida como la Ronda Nocturna, cuyo titulo exacto es La Compañía del Capitán Frans Banninck Cocq y el Teniente Willem Van Ruytenburgh, cuadro que se retrasó por las protestas de quienes en él se veían casi como siluetas enanas y, en consecuencia, se negaban a pagar las cifras acordadas con antelación, de manera que el pintor acudió a las recomendaciones salomónicas y estableció los precios en base a la mayor presencia en el cuadro y, así, en forma decreciente hasta llegar a la cifra de 1.600 florines. Algunos biógrafos, sin embargo sostienen, que el retraso se debió a que en ese año, muere su esposa Saskia. Estamos hablando del año 1642.
Otra anécdota se refiere al marchand de Rembrandt, quien era primo de Saskia y acerca del cual, algunos estudiosos sostienen, que el éxito de Rembrandt, en parte, se debió a su habilidad como comerciante y, al cariño que éste le tenía al artista. Lo cierto es que una gran amistad existía entre ambos, por lo cual Hendrik van Uylenburg se permitía pernotar con frecuencia en casa del pintor.
*Lea también: Reunirse y unirse para entenderse y prevenir, por Víctor Corcoba Herrero
Cierto dia, aprovechando la ausencia de Rembrandt, el marchand, con habilidad y entre camelos y dinero, llevó a la cama a la más joven de las sirvientas. La cuestión fue resuelta con desmedido tiempo, siendo sorprendido por Rembrandt, quien huyó de la escena como si un crimen se estuviera cometiendo. Por su parte el marchand, sigiloso pero a prisa, desapareció de la vivienda.
Al poco tiempo, la economía, que lo puede todo, obligó a las paces. En el primer encuentro una disculpa era necesaria.
–Perdona la indecencia, se que te molestó mi osadía»; dijo el marchand.
–Sí, mucho, en mi casa, con esa muchacha, respondido Rembrandt.
Se hicieron las paces sobre una jugosa venta. Al tiempo el famoso pintor hizo un dibujo de aquella situación, que salió a la luz pública muchos años después de su muerte y en el que algunos críticos señalan a Saskia como modelo.
Estos comentarios y anécdotas siempre surgían en las amenas conversaciones con el pintor y caricaturista Claudio Cedeño, quien mostrándome, en esa oportunidad, el dibujo, me preguntó: «¿Dónde estará la indecencia aquí? Y, él mismo respondió: «A menos que la postura común sea la verdadera indecencia». Yo sólo atiné a comentarle que lo indecente se presenta siempre en casa ajena y, además, agregué, que lo común es la base para imaginar lo extraordinario.
Eso era, lo que quería contarles.
Pablo M. Peñaranda H. Es doctor en Ciencias Sociales, licenciado en Sicología y profesor titular de la UCV.
TalCual no se hace responsable por las opiniones emitidas por el autor de este artículo.