República Bolivariana: Temas para el 2019, por Juan Carlos Saiz Borgo
El comienzo de año es la época para hacer recuento del anterior año y dibujar escenarios sobre el desarrollo del siguiente. Los estadísticos han enseñado a los científicos sociales a manejar esos escenarios. Un estadístico dice que hay muchas probabilidades o un 80% que tal escenario o cual pueda suceder; pero siempre nos recuerda que hay un 20% de probabilidades de que ello no suceda.
Este articulo tiene por objeto dibujar algunas de los hechos que más allá de las fronteras podrán influir en lo que sucede en Venezuela. Siempre tomando en cuenta las normas estadísticas, no son leyes físicas inmutables.
Comencemos por señalar que nuestro escenario será desde el derecho internacional, que ha sido definido por la Expresidenta de la Corte Internacional de Justicia Rosalyn Higgins, como “leyes de coordinación”. Es decir, que el derecho internacional y los sujetos de derecho internacional que lo conforman actúan de forma articulada u ordenada bajo las normas del derecho internacional. Siguiendo esta norma, el principal elemento será la necesidad de que los actores quieran ser coordinados. La construcción de esta coordinación esta en manos de la política internacional. Esta será la que luego dará viabilidad a la formación del derecho internacional.
El Gobierno Bolivariano ha venido manteniendo los lazos construidos en vida de Hugo Chávez dentro de una creciente debilidad política y económica.
En el entorno regional, los cambios en el año 2018 de los Gobierno en Chile, Colombia y Brasil han modificado la correlación de izquierda haciendo precarios los apoyos al gobierno de Maduro. En el otro lado del espectro político, López Obrador en México anunció una política de no intervención que en la práctica facilita el trabajo del Gobierno Bolivariano. Este escenario político del 2019 tiene su foro en el “Grupo de Lima” donde los esfuerzos por construir una respuesta regional a la crisis venezolana siguen en construcción. Una muestra de la vitalidad de los apoyos regionales al Gobierno Bolivariano pudo evidenciarse en la más reciente cumbre del ALBA en Cuba en diciembre pasado.
En la relación con los Estados Unidos, la administración Trump sigue viendo América Latina con distancia. Sin embargo, el Asesor de Seguridad Nacional, John Bolton y Mike Pompeo, Secretario de Estado y Ex Director de la CIA, están organizando un trabajo público relevante en comunicar las diversas iniciativas en el continente americano. Eso pareció evidenciarse de los encuentros en la Toma de Posesión del nuevo Presidente Bolsonaro en Brasil a comienzos del mes de enero.
En cuanto a los apoyos globales, la falta de recursos del Gobierno Bolivariano ha reducido la eficiencia de la diplomacia multilateral en unión de Cuba, especialmente en el foro de los No-Alineados. China parece mantenerse alejada de la agenda política y ratifica su compromiso con el tema de las inversiones realizadas con anterioridad.
Rusia parece ser el actor de mayor peso, desarrollando su propio juego global, de construir un nuevo multilateralismo. Eso lo podemos evidenciar de la visita de los bombardeos estratégicos a Maiquetía a finales del 2018, en el medio de un gran despliegue de medios. Sin embargo, cualquier amenaza real de los mismos, fue clarificada cuando el Gobierno de los Estados Unidos anunció que el Gobierno Ruso había confirmado la salida de los aviones de Venezuela. Sin embargo, pese a los deseos de la Administración Putin, la privilegiada relación con el Presidente Trump y la muy compleja relación entre ambas administraciones, limita cualquier margen de maniobra y deja a la Revolución Bolivariana como un actor periférico en esta escenario global.
Este escenario también muestra su reflejo en los organismos internacionales. En la ONU, la salida del Régimen Bolivariano del Consejo de Seguridad en el año 2016, fue el comienzo del retroceso de la influencia global. Durante ese tiempo, la diplomacia bolivariana fue capaz de detener iniciativas políticas y humanitarias. Sin embargo, esta capacidad es hoy muy limitada. Por ejemplo, el reconocimiento por parte de la ONU de la grave crisis migratoria, con la designación por parte del Secretario General de un enviado especial, Eduardo Stein, para atender el tema, hubiera sido impensable antes del año 2016.
En el segundo foro de importancia, como es la OEA, en abril de este año finaliza el plazo de espera para que entre en vigencia la denuncia de la diplomacia venezolana de la pertenencia a esta organización. La salida de Venezuela solo podría ser detenida por una aplicación previa a esta fecha de la Carta Democrática Interamericana para aprobar una suspensión de la misma. Sin embargo, aunque solo restan meses de la pertenencia del país a la OEA, la diplomacia bolivariana ha sido importante, en especial en apoyo al Gobierno aliado de Nicaragua.
Este breve repaso de la situación venezolana en el contexto internacional señala la creciente debilidad de la diplomacia bolivariana en un contexto de gran vulnerabilidad, cuando los mecanismos de control por parte del Derecho Internacional se han ido activando.
Veamos ahora los dos principales escenarios para la República Bolivariana en este año que comienza:
1. Los escenarios políticos. El día 10 de enero próximo se definirán el tono y la intensidad del ambiente político en el cual deberá desarrollarse el Gobierno Bolivariano. Las elecciones que activan el periodo que se inicia no fueron reconocidos ni por la oposición ni por muchos gobiernos extranjeros. Si la oposición logra articular un discurso en sintonía con la presión internacional del Grupo Lima, la viabilidad del Gobierno Bolivariano se reducirá. De allí se desprenderán todo el resto de los escenarios, que incluso podrían activar opciones de finalizar el gobierno de forma anticipada, tal y como ya se menciona, en forma de elecciones anticipadas o “mega elecciones”. En este contexto las sanciones unilaterales a funcionarios de Gobierno y a quienes desarrollen negocios con el Gobierno seguirán profundizándose, sin lograr una coordinación que permita su aprobación en forma de retaliaciones por parte de organismos internacionales.
2. Los escenarios jurídicos. Desde el punto de vista del derecho internacional, la situación del país solo es comparable a la que vivió la república a principios del siglo XX con el bloqueo a los puertos por las potencias europeas en tiempos de Cipriano Castro. La Corte Internacional de Justicia, la Corte Penal Internacional, la Corte Interamericana de Derechos Humanos y diversos mecanismos de control tienen casos contra Venezuela o sus gobernantes.
En la Corte Internacional de Justicia, el caso sobre la Guayana Esequiba llegó a este tribunal sin el consentimiento del país, en una clara muestra de la debilidad diplomática del momento. Este caso fue construido por la democracia venezolana que se instaló en 1958 que convirtió la reclamación por el despojo imperial ingles en una bandera nacional. Sin embargo, el Gobierno Bolivariano no ha logrado edificar una respuesta nacional, donde muchos sectores han pedido la convocatoria de un frente nacional, frente a una posible perdida territorial. Tendremos las primeras respuestas pronto.
En la misma ciudad de la Haya, la Corte Penal Internacional ha avanzado como nunca en el juicio contra políticos latinoamericanos, incluso más que en las investigaciones sobre los crímenes cometidos en Colombia. La Sala de Cuestiones previas habría designado los jueces que revisarían el caso. Sí la Corte Penal Internacional llegará a acusar formalmente a algún oficial o funcionario del Gobierno Bolivariano, podría crear un movimiento de desestabilización local e incluso internacional. Las informaciones aparecerán este año.
Por ultimo, los mecanismos de cumplimiento de los Derechos Humanos están en proceso de construir un gran consenso alrededor de la República Bolivariana, organismos universales y regionales comienzan a articular sus posiciones, reduciendo de forma importante la capacidad del Gobierno Bolivariano de influir o mitigar las políticas de intervención humanitaria, frente a la salida masiva de la población y las limitaciones en la distribución de los medios básicos de supervivencia. Los informes y las sentencias van sucediéndose una a una de manera constante, dejando a la República Bolivariana en una posición muy débil en el tema.
La coordinación que implica la actuación internacional tiende a formalizarse, ya lo hemos visto en el 2018. Todo apunta a que en el 2019 se profundice y comience a producir resultados más claros.