Respaldo para la reconstrucción del país, por Stalin González
Cada día en Venezuela es una prueba de resistencia. Las familias sobreviven entre la incertidumbre económica, los servicios colapsados, los salarios insuficientes y la desesperanza que deja una crisis prolongada por más de una década. Sin embargo, pese a ese panorama adverso, hay un país que sigue intentando levantarse. Desde cada espacio —sin importar que tan grande o pequeño sea— intentamos recuperar la democracia, reconstruir nuestras instituciones y devolverle sentido a la palabra futuro.
Sabemos que el desafío es enorme, pero también sabemos que la salida solo puede venir de nosotros mismos, de nuestra capacidad de organizarnos y de mantener viva la participación ciudadana.
No podemos seguir regalando espacios de poder al régimen, cada vacío que deja la oposición es aprovechado para profundizar el control autoritario. Por eso, resistir, participar y mantener la voz democrática activa es hoy una obligación moral con el país.
El centro de nuestra estrategia son los venezolanos. No hay propósito más importante que devolverle a la gente la esperanza y la posibilidad de decidir libremente su destino. Es indispensable recuperar espacios de representatividad que nos permitan ser una voz crítica y coherente frente a las acciones del régimen, una voz que refleje las aspiraciones de un país cansado de la confrontación y que exige soluciones reales. Pero este esfuerzo interno necesita acompañamiento.
La Comunidad Internacional tiene un papel determinante en el destino de Venezuela como aliada activa en la construcción de una salida democrática, institucional y pacífica. Necesitamos su apoyo para consolidar una estrategia de participación política y de diálogo nacional que permita abrir canales de confianza, alcanzar acuerdos y contribuir a la reinstitucionalización del país. Cuando el mundo democrático respalda la causa venezolana, los espacios de libertad se expanden. Pero cuando se opta por el aislamiento total, los actores autoritarios son los únicos que ganan terreno.
El aislamiento ha demostrado ser contraproducente. Mientras más se cierra el cerco internacional, más se acerca el régimen a aliados que no comparten los valores democráticos ni el respeto por los derechos humanos. El vacío que dejan las democracias occidentales lo llenan países como Rusia, Irán o China, quienes siguen ganando cada vez más influencia en el plano internacional, y debilitan aún más las instituciones de Venezuela.
La defensa de los derechos humanos debe seguir siendo el centro de la acción internacional hacia Venezuela. Ningún acuerdo político será legítimo si se ignora la dignidad humana. Por eso, el apoyo de la Comunidad Internacional debe tener como enfoque la creación de incentivos y mecanismos que fortalezcan la participación democrática, la transparencia electoral y la reconstrucción institucional.
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El futuro de Venezuela no puede definirse en el aislamiento. Necesitamos aliados, interlocutores y acompañamiento. La Comunidad Internacional debe ser parte del proceso de reconstrucción nacional, apoyando la política como el mecanismo esencial para resolver los conflictos, impulsar la reconciliación y devolverle la esperanza a millones de venezolanos. Solo con ese respaldo, podremos transformar la resistencia en resultados, y la esperanza en realidad.
Stalin González es político, abogado y dirigente nacional del partido Un Nuevo Tiempo
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