¡Respeta la bicha!, por Teodoro Petkoff
El fiscal general debe actuar ¡ya! en defensa de la Constitución
Una de las cosas más graves que ha hecho este caporal de hacienda en que se nos quiere convertir Hugo es organizar el MBR-200 desde Miraflores. Su irrespeto por la ley, por la Constitución de la que tanto se ufana y por el país mismo, está alcanzando extremos delirantes. Usted no puede, presidente, organizar el partido de gobierno desde la presidencia; usted no puede hacer de Miraflores la sede nacional de su MBR-200; usted no puede, presidente, utilizar los recursos públicos para organizar su partido; usted no puede poner a Diosdado Cabello, que es ministro, a actuar como organizador del partido. Usted no puede hacer nada de esto, presidente, porque el librito azul, la bicha esa, no se lo permite. De hecho, se lo prohíbe. Hablando más exactamente, usted no debe hacer esto, porque de poder, por vía del abuso y de la prepotencia, puede. Pero sepa que lo hace colocándose al margen de la Constitución y de la ley. Y esta no es una violación cualquiera de la Constitución, semejante, por ejemplo, a la de hacer del Banco Central caja chica del fisco. Esta es una violación que va al centro mismo de las definiciones fundamentales y fundacionales de la República.
El artículo 145 del librito azul (al cual cada día Hugo devalúa más) dice bien claramente: «Los funcionarios públicos y funcionarias públicas están al servicio del Estado y no de parcialidad alguna». Ni usted, presidente, ni el ministro de la Secretaría, pueden colocarse al servicio de esa parcialidad política llamada MBR-200. Ustedes son servidores del Estado, es decir, de toda la nación y no pueden utilizar el poder de que los invistió la nación para finalidades sectarias. La organización de su partido, presidente, compete a otras personas y no a usted ni a ningún otro funcionario público. Se lo prohíbe la Constitución de 1999, esa que usted llama «la bicha».
El artículo 67 del librito azul dice rotundamente: «No se permitirá el financiamiento de las asociaciones con fines políticos con fondos provenientes del Estado». Cuando usted, presidente, pone los teléfonos, faxes y correos electrónicos de Miraflores al servicio de la construcción del MBR-200, está violando esta disposición. Es obvio, además, que esa utilización corrupta de los recursos públicos no se detendrá aquí. Luego serán los vehículos terrestres y aéreos, el dinero de la partida secreta y hasta los propios funcionarios de Miraflores los que actuarán como organizadores del partido.
Ni uno solo de los 33 numerales del artículo 156, que establece las competencias del Poder Público nacional; ni uno solo de los 24 numerales del artículo 236, donde se establecen las atribuciones del presidente, lo faculta a usted para cometer el abuso que anunció el domingo. Y en este caso, lo que la Constitución no autoriza está prohibido, porque las atribuciones y obligaciones de los poderes están taxativamente establecidas y nadie puede ir más allá de los límites que la ley establece para su acción.
El librito azul asentó estas normas justamente para garantizar la separación entre el partido y el Estado. Para prevenir la confusión del uno con el otro, no sólo porque eso es corrupción y abuso de poder, sino porque esa confusión constituye una perversión de la democracia, una negación de la igualdad republicana ante la ley.