Reunión en el boulevard de los sueños rotos, por Carlos M. Montenegro
Tal como está todo por aquí,viendo lo que estoy viendo y oyendo las cosas que oigo, he decidido dejar de drenar la mala onda que producen los desafueros, abusos y arbitrariedades cada vez más estólidos, de estos insuficientes de facto que mandan, pero no gobiernan. Así que me he propuesto poner esta semana entre paréntesis y narrarles una especie de cuento que desde muy joven ha revoloteado por mi mente.
Fue en los años de cines de barrio con dos películas y noticiero, en los que podíamos quedarnos a ver de nuevo la película si nos gustaba, eran los cines de sesión continua.
Definitivamente el culto al Universo y a las Estrellas de Hollywood no tiene límites; aquel Olimpo de diosas y héroes de pantalla nos fascinaban, así que recordando un poster que tuve enmarcado mucho tiempo y que en una de tantas mudanzas se perdió, me ha devuelto a la memoria aquellas inolvidables sesiones de cine en pandilla.
El poster en cuestión es el que abre este escrito, lo compré en alguna tiendade souvenirs en el propio Hollywood Blvd. por los años 80. El Boulevard of Broken Dreams (El bulevar de los sueños rotos)es de un tal G. Helnwein, pero no su creación; está inspirado en realidad en un famoso cuadro del pintor estadounidense Edward Hopper,Nightawks(Halcones de la noche o noctámbulos), de 1942.El único cambio que Helnwein hizo al cuadro de Hopper fue cambiar los desconocidos clientes del establecimiento, por los personajes famosos de su poster.
Al parecer no sólo es el cuadro más famoso hecho por Hopper, sino también uno de los más representativos del arte estadounidense del siglo XX. Actualmente se encuentra en la colección delInstituto de Arte de Chicago. Por razones obvias entenderán que me guste más el de Helnwein, aunque no sea original. Allá va el cuento:
Era como cualquier calle en una ciudad cualquiera del medio oeste. Al borde de la acera estaba un joven tratando de orientarse, como buscando una dirección; miraba hacia su derecha oteando el final de la cuadra, cuando sintió el frenazo de un carro que llegaba por el lado contrario. Por instinto el muchacho saltó hacia atrás y un Buick Special de 1949 de color negro, se detuvo donde él estaba parado hacía un instante; molesto y asustado sevolvió airado hacia el conductor, pero éste se le adelantó y con una sonrisa le dijo: ¿te asustaste carajito?
El hombre, de unos cincuenta y tantos años después de aparcar se bajó del auto y se le acercó, mientras se calaba un sombrero de fieltro gris obscuro, visiblemente divertido por el susto propinado al joven añadió: tranquilo, es que te vi despistado justo en el sitio que había para aparcar, parecía que me estabas cuidando el puesto…
Pues podías haberme golpeado – respondió el joven – ten más cuidado con tus bromas pesadas porque un día te pueden salir mal.
Tranquilo hombre y disculpa, y dime ¿qué haces por aquí?
Me llamó Elia, un amigo, y quedamos en una fuente de soda que queda en la esquina del Boulevard de no sé qué…, pues he perdido el papel con la dirección.
O sea que Elia también te ha llamado a ti, ¿te dijo para qué se trataba?
Más o menos, quiere que nos veamos en el diner (fuente de soda) que acaba de abrir Norma, que lo llamó para que le ayude a promocionar el sitio y se le ocurrió que yo podía echarle una mano, pero por lo que veo no seré yo solo.
Seguro que no. Ya sabes, a Elia le gusta convocar gente, recordar que aún es lo que fue. Y con una leve palmada en el hombro añadió: vamos, que sé dónde queda. Norma me llamó también y aunque no tiene licencia, a los amigos les sirve buen bourbon en vasos Dixie, en eso no ha cambiado nada, dijo el del sombrero mientrascomenzaron a caminar. Al final de la cuadra tomó del brazo al joven y dijo: crucemos, está ahí, es esa esquina.
Casi llegaban a la otra acera cuando se les acercó un Cadillac Fleetwood 1959 convertible, y el conductor les dijo casi gritando: ¿Qué hacen dos leyendas juntas por aquí, van también a lo de Norma?; los dos se volvieron sorprendidos y el mayor dijo: ¡caramba si también ha venido el rey! Apúrate que allá adelante están dejando un puesto para tu carroza, te esperamos adentro.
El establecimiento ocupaba ambos lados de la esquina y un letrero en la parte superior, sobre los amplios vidrios horizontales que dejaban ver el interior del amplio local rezaba “Phillies”, que debía ser el nombre del local del dueño anterior.
No había clientes, únicamente aquella preciosa mujer rubia tras la barra ordenando cosas, que al verlos dio un salto de alegría, la cara se le iluminó y salió corriendo a recibirlos:
¡Bogie, Jimmy, qué alegría!, pensaba que no vendría nadie; Eli aún no ha llegado, dijo mientras abrazaba a los dos al mismo tiempo, los tomó por la cintura y los llevó hasta la barra.
Te guardo el sombrero Bogie, y se lo quitó poniéndoselo ella coquetamente haciendo un gracioso mohín.Al verla Jimmy Dean dijo: no es por nada, pero te queda mejor que a Bogart.
Éste asintió e iba a decir algo cuando se oyó una potente voz: ¿cómo está la rubia más bella de la historia?
Marilyn se volvió hacia la puerta y gritó ¡qué alegría, viniste! Corrió a abrazarlo y de una le dijo: bienvenido Elvis, ¿quieres ser mi barman?, entra en la barra y sirve unas “sodas”, ya sabes cuáles, y nos las tomamos mientras llega Eli. Y girándose le dijo a Bogart: ¿y cómo andan los de nuestro “rat pack” que dejaste en Las Vegas? Me imagino que bien vigilados por Lauren.
No creas, respondió él, “Der Mother” al parecer se alejó un tanto del grupo desde mi… bueno,ya sabes; así que Frankie se ha hecho cargo, acuérdate cómo ya desde joven le gustaba destacar y se ha quedado como líder. Ahora lo llama el clan, lo de rat pack, ha quedado más para la prensa.
¡Ahí llega su jefe!, les gritó Elvis. Todos se levantaron para recibir a Elia Kazan que los observaba divertido desde la puerta y afectuoso dijo: Hola muchachos que bueno verlos juntos — y añadió — Jimmy ahora que están los dos, no sé si sabías que Lee, Hal y yo, en 1955 le propusimos a Elvis tu papel en Rebelde sin Causa y Parker, su manager, no aceptó porque iba a debutar en un western musical o algo así.
James Dean le contestó: yo vi la película y estuvo bien, y su canción “Love me tender” fue su primer n°1 internacional. A lo que Elvis Presley apostilló: cierto señor Kazan, después de todo nos fue bien a los dos.
¡Chicos, chicos, échenme una mano les gritó Marilyn Monroe, que llegan los dos primeros clientes!
* inspirado en el poster Boulevard de los Sueños Rotos de G. Helnwein.