Ricardo Sanguino, el hombre que calculaba pero no controlaba
«A mí no me señalen como corrupto», gritó en pleno Hemiciclo de sesiones el diputado Ricardo Sanguino. Fue su respuesta a los duros señalamientos hechos por su colega Carlos Berrizbeitia cuando enumeró una abultada cantidad de compras de alimentos con sobreprecios asegurando que cada uno de los contratos había contado con el visto bueno de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional siempre presidida por el psuvista.
Sanguino ha sido la cara parlamentaria de la política financiera del chavismo en la última década, al menos. «Desde que llegamos al poder bajo la conducción del presidente Hugo Rafael Chávez Frías, siempre se privilegió la inversión social.
Con esa política hemos logrado un crecimiento económico importantísimo», argumentó cuando presentó el proyecto de Ley de Presupuesto 2014, que entonces la mayoría «revolucionaria» aprobaba sin chistar. Fue la décimo cuarta vez que lo hacía, y tuvo una más.
Ricardo Sanguino nació en Caracas hace 72 años. Se educó en la capital y egresó como Economista de la Universidad Central de Venezuela. Sin embargo, su vida política tiene vínculos andinos.
No solo ha sido el eterno postulado del PSUV en Táchhira desde el año 2000, sino que sus padres eran de Rubio. Además, su esposa es natural de Táchira, donde reside.
LÁTIGO QUE PIERDE FUERZA
Su popularidad tachirense ha crecido: para 2000 y 2005 hizo campaña por el partido Movimiento V República y ganó 10.359 y 36.156 votos respectivamente. En la tercera ocasión, 2010, se postuló por el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) en la alianza patriótica y obtuvo 40.854. Pero el pasado 6D la tendencia cambió. Sus 37.549 lo convirtieron en el único psuvista en ganar una candidatura nominal fue el único que acudió a la reelección-, y se alzó con la curul debido a que la oposición fue dividida.
Durante esa última campaña, Sanguino hablaba de sí mismo en tercera persona. «No hay un solo municipio del estado Táchira en donde no existan dos, tres obras sociales, materiales, que hayan sido apoyadas y con recursos obtenidos por el diputado Sanguino para que se construyan.
Aquí tenemos el comunero Capitán García de Hevia, eso es gracias al diputado Sanguino, que consiguió los recursos en la Comisión de Finanzas para que se construyera», explicaba al Diario de Los Andes.
En el parlamento es conocido como «el látigo Sanguino», por su firmeza y actitud estricta. Sus colegas del Legislativo coinciden en calificarlo como «comedido y profesional». Así era su acción como presidente de la Comisión de Finanzas, que ejerció desde 2005, aunque algo menos calmada ahora que es minoría desde 2016.
Aun así, ha protagonizado impasses con adversarios como Alfonso Marquina, por ejemplo, cuando tenía poder en la instancia legislativa.
Ahora que no está al mando de ella, su actitud es menos recatada.
NÚMEROS ROJOS
Sanguino es reconocido por su fidelidad al proyecto chavista. Pero antes tuvo historia. Formó parte de las filas del Movimiento al Socialismo desde sus tiempos en la UCV, cuando cierta izquierda no era militarista. El 4 de febrero de 1992 el asunto cambió. La intentona liderada por Hugo Chávez conquistó al economista y lo convenció de que una bota y una boina eran la respuesta para los problemas del país.
En 2013, el entonces diputado Jesús Faría, vicepresidente de la Comisión de Finanzas y ahora Ministro de Comercio Exterior- lo describía como uno de los exponentes principales de la revolución. «No es ambiguo. Siempre apoyó a Chávez y ahora al presidente Maduro», le dijo a El Mundo. Su fidelidad traslució a sus decisiones. Por eso desde la Comisión de Finanzas nunca objetó al Ejecutivo.
Sin embargo, mientras encabezó la Comisión de Finanzas, donde debían ejercer una labor contralora, ocurrieron los casos de Pudreval, la apertura de cuentas chavistas en paraísos fiscales de Andorra y Suiza, la compra fraudulenta de ferrys viejos como nuevos, y de carne que nunca llegó de Brasil, el esquema Ponzi de Francisco Illaramendi en Pdvsa, la estafa de los «bolichicos de Derwick», el fraude en la adquisición de tractores por el Fondo Chino, los sobreprecios en contrataciones de Minerven, los sobornos en Pdvsa por parte de Roberto Rincón, la nunca entrega de la línea 5 del Metro, de Pulpaca, de Tocoma y tantas otras promesas millonarias, además de la quiebra de empresas del Estado, incluyendo las expropiadas.
La MUD pidió investigar estos hechos, Sanguino siempre se negó.
En 2016, ya no preside la Comisión de Finanzas.
Alfonso Marquina (PJ) ahora ocupa esa posición.
En las sesiones plenarias, Sanguino se muestra vehemente y como el vocero de los aspectos económicos. Y pide no embadurnarlo de responsabilidades por la corrupción, aunque pecado es, como los otros, por obra u omisión.
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