Ridículo General, por Xabier Coscojuela
La experiencia con militares al mando de ministerios o empresas deja mucho que desear, basta con echarle una mirada a las empresas de la Corporación Venezolana de Guayana
Autor: Xabier Coscojuela
No fuimos optimistas cuando el presidente Nicolás Maduro designó al general Vladimir Padrino López como jefe de la Gran Misión de Abastecimiento Soberano y Seguro. La experiencia con militares al mando de ministerios o empresas deja mucho que desear. Basta con echarle una mirada a las empresas de la Corporación Venezolana de Guayana.
Varias de ellas han estado o están en manos de altos oficiales de la Fuerza Armada. Su productividad está bien lejos de la que debería ser. Ninguna de ellas ha mejorado su situación desde que los uniformados las dirigen. Esa realidad se repite en prácticamente todos los cargos que detentan.
La verdad es que no cumplen ni siquiera con las funciones que la ley les asigna. El hoy embajador de Venezuela en la ONU, Rafael Ramírez, dijo en una oportunidad que todos los días pasaban a Colombia 100 mil barriles de gasolina. Las fronteras del país son un colador por donde entra y sale de todo sin que los uniformados lo impidan. Hay serias sospechas de si, más bien, lo alientan.
Algunos pensaron que Padrino López podría imprimir algún cambio a la gestión gubernamental, pero los hechos están demostrando que es peor de lo mismo.
El pasado martes anunció que habían inspeccionado más de mil empresas y que casi cien personas fueron puestas a la orden de los tribunales. Parece ser firme creyente de la represión.
El general se cree a pie juntillas el discurso oficial la guerra económica- sobre las causas de la falta de alimentos, insumos y medicinas o es cómplice en el engaño. No dice, y no puede ignorarlo, que en el país no se puede mover un kilo de nada sin un permiso que emite el propio Gobierno el cual dice de dónde sale el producto y a dónde va. Dicho permiso lo otorga el SADA y es sellado en cada alcabala por la que pasa el camión. Y cada vez hay más alcabalas.
Los datos que tales permisos permiten recoger son suficientes para llegar a la conclusión de que lo que falla es la producción, consecuencia del modelo económico que tratan de imponer el cual sirve para hacer muy buenos negocios a algunos, pues alentó las importaciones a donde fluyeron muchos dólares que permitieron hacer tremendos guisos.
El general Padrino no puede ignorar o desconocer estos hechos a menos que solo se «informe» por el sistema nacional de medios públicos.
El martes anunció una decisión que ya está generando muchas carcajadas en todo el mundo. En un principio pensamos que se trataba de una broma, pero no, Padrino López lo dijo en serio y, peor aún, aparentemente muy convencido de lo que decía.
Explicó que 18 generales «fiscalizarán cada rubro de la producción de alimentos», agregando que habría un «general arroz». Suponemos que otro será el general caraota y otro más el general yuca, y así sucesivamente.
Esto además demuestra que hay muchos generales en Venezuela. Realmente siempre ha habido demasiados.
El general Padrino tiene poco tiempo al mando de la Gran Misión Abastecimiento Soberano, pero el fracaso de su gestión es evidente.
Está vivito y coleando la palabra cae al dedillo – en las calles de todas las ciudades y pueblos de Venezuela. Las colas no hacen sino crecer y reproducirse. Los CLAP, una de las patas de la referida misión, no han sido para nada efectivos y no lo pueden ser, pues no se puede repartir lo que no existe, y menos cuando esas siglas incluyen la ignorada P de «producción».
El Gobierno insiste en no rectificar. Se arropa con desgastadas banderas ideológicas que no pueden ocultar que su principal objetivo no es favorecer a las mayorías sino a algunos cogollos que vienen haciendo todo tipo de negocios, y mantenerse en el poder.
El poder por el poder. Es por ello que hay que promover con fuerza una salida democrática, pacífica, constitucional y electoral a este desgobierno. El 1 de septiembre, todos a la calle.
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