Rodrigo Blanco Calderón: «No estoy buscando la perfección»
El escritor venezolano resultó ganador de la III Bienal Vargas Llosa, este 30 de mayo, por su obra “The Night”. En vista de este nuevo reconocimiento, publicamos una vez más esta entrevista, del 22 de julio de 2016, en la que el licenciado en Letras habla sobre su novela, merecedora en 2018 del Premio de la Crítica de Venezuela
Autor: Andrea Tosta
Como aquellos caminos que conducen a Roma, los reconocimientos nacionales e internacionales persiguen al escritor venezolano Rodrigo Blanco Calderón. Sin buscarlo, siquiera saberlo, The Night (2013) estaba compitiendo en el Premio Rive Gauche à Paris 2016. «Yo no sabía nada. Me enteré que la novela estaba postulada a pocos días de anunciar a los ganadores del premio», recuerda, dejando entrever un impacto aún latente.
Para su creador, su primera novela superó sus expectativas desde que alcanzó publicaciones fuera de Venezuela, luego de que la editorial independiente Madera Fina le concediera espacios dentro de sus reducidas publicaciones criollas. «Ya me daba por pagado al lograr que no se quedara atrapada en los propios circuitos venezolanos. Para mí, es una especie de reconocimiento», explica.
The Night cruzó el charco hasta posicionarse en los estantes españoles y franceses con la editorial Alfaguara y Gallimard, respectivamente.
Sin embargo, el veredicto consensuado de la crítica literaria del concurso lo reconoció con la Mención «Novela traducida al francés». El venezolano, sin saberlo, compitió con el escritor inglés Julian Barnes y su obra The Noise of Time, el nigeriano Chigozie Obioma con The Fishermen y el portugués António Lobo Antunes con Da naturaleza dos Deuses. Blanco Calderón se suma a la corta lista de ganadores del Rive Gauche à Paris. Con apenas cinco años de creada, la iniciativa de la escritora Laurence Biava galardona todos los años a una novela francesa, una extranjera traducida al francés y una revista literaria. En su misma categoría, se encuentran el estadounidense Jeffrey Eugenides, premiado en 2013, el inglés Edward Saint Aubyn en 2014 y el ruso Gary Shteingart en 2015.
PALABRAS QUE GUÍAN
Blanco Calderón no experimentó síncopes narrativos al migrar del cuento a la novela con The Night. Para él, su paso entre géneros literarios fue fluido, natural, dado su proceso creativo. Explica que nunca se planteó la escritura de su obra con un tratamiento distinto al que está acostumbrado, tal como se evidencia en sus tres libros de cuentos: Una larga fila de hombres (2005), de la editorial Monte Ávila; Los invencibles (2007), de Random House Mondadori; y Las rayas (2011) de PuntoCero. «Estaba escribiendo los capítulos con la intensidad narrativa de los cuentos. Prestaba atención al desarrollo de las acciones y los personajes para meterme en el campo de la novela a profundidad». El largo aliento que condensó en su novela es casi palpable en los no más de veinte cuentos de su autoría.
Con la palabra, él obra y se encuentra, en un círculo que lo envuelve. Y sin embargo, encuentra difícil sintetizar su novela en ideas abreviadas. La Venezuela de 2010, con sus casi característicos apagones producto de la crisis eléctrica, su reinante inseguridad y su violencia burbujeante, es el escenario en que se desarrollan las historias de Miguel Ardiles, psiquiatra forense, Pedro Álamo, otrora promesa de la literatura criolla, y Matías Rye, profesor de escritura creativa y escritor fracasado. «Estos tres personajes descubren en el lenguaje una especie de oráculo que les va revelando lo que está sucediendo en la realidad de su tiempo y país». Los juegos de palabras son puntos de interconexión.
Algunos de los crímenes venezolanos más cruentos del país se distinguen entre líneas, «están versionados ficcionalmente, pero el lector puede reconocerlos una vez los lea». Aunque es la palabra y sus conjugaciones per se el subtema que se evidencia en la obra de este licenciado en Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV). «Allí se verá la propia literatura defendiéndose de ella misma, que habla y reflexiona sobre la misma literatura».
FUENTE DE INSPIRACIÓN
La muerte del poeta venezolano Darío Lancini el pasado 19 de junio fue el detonante de la obra que le tomó tres años de escritura y una intromisión a la faena periodística. Tal fue el interés en Lancini -una de las más legendarias figuras de su carrera universitaria y con la que había conversado en contadas ocasiones– que su fallecimiento lo arrastró a indagar en su vida y obra, que plasma en The Night.
Levantó información prácticamente inexistente de uno de los mayores representantes del palíndromo en Venezuela y allí encontró su mayor dificultad: un hombre que no quería ser conocido. «Lancini tiene una vida de la cual no existe testimonios escritos y eso fue lo más complicado, la investigación, el entrevistar a quienes lo conocieron, hecho que me exigió más que simplemente sentarme a escribir».
Su admiración por los palíndromos palabras y frases que pueden leerse de izquierda a derecha y viceversa- y juegos de palabras se hace extensiva a Lancini, de los mayores expositores criollos del género. Lo tilda como «un modelo de una sola pieza, inalcanzable» en el ámbito creativo. «Representa para mí de las formas más puras del artista, de ese que se dedica con una pasión casi infantil a jugar con el lenguaje y que no espera ningún reconocimiento, más que la satisfacción de su trabajo».
Lancini es su referencia artística inmediata, aunque considera su dinámica inalcanzable. «Es una especie de ideal del artista que no encarno. No estoy buscando la perfección», mientras se confiesa «terrenal y mundano» en dicho ámbito. Blanco Calderón no se suma al aislamiento creativo; su profesión la potencia al dar entrevistas a medios de comunicación nacionales y extranjeros y participar en el sistema literario de producción criollo.